Bajo el lema Hagan lo que Él les diga y centrado en el tema de la familia el pasado 17 de junio la Cofradía Diocesana del Sagrado Corazón de Jesús de Ponce, celebró una convención familiar en el anfiteatro Vicente Murga de la Pontifica Universidad Católica de Puerto Rico en Ponce.

Rossy Santiago, presidenta de la Cofradía detalló que el propósito de la actividad fue discutir el tema de la familia, uno de los cinco desafíos de la Misión Continental que comenzó a implantarse en todas las diócesis de la Provincia Eclesiástica de Puerto Rico.

“Estoy participando de un taller junto a Padre Obispo sobre los cinco desafíos de la Misión Continental y entendí que la familia era un tema muy importante sobre el que debíamos reflexionar”, expresó Santiago.

La Convención inició con la misa, presidida por Padre Obispo Rubén A. González Medina, CMF, Obispo de la Diócesis de Ponce. Luego siguió la conferencia titulada Conocer el corazón de Cristo en la Eucaristía que dictó Padre José A. López Vega, mejor conocido como P. Chelo.

En la tarde le correspondió a P. Carlos A. Collazo Santiago la conferencia La familia y el Sagrado Corazón de Jesús. Durante su alocución destacó que la familia está en crisis. “Cada vez son más los que viven en concubinato, es decir sin estar casados. La razón principal de esto no es que no tengan el dinero para pagar el arancel del tribunal o que no quieran ir a llenar los papeles en la iglesia. La causa es simple, no quieren compromiso”, aceptó.

Añadió que “la gente no se quiere casar y menos por la Iglesia Católica porque hay una palabrita mágica que no le gusta a la gente de este tiempo, hasta que la muerte los separe”.  Afirmó que las estadísticas de matrimonios sacramentales en la Diócesis ponceña sostienen que en el 2003, hubo 1,098 matrimonios vs. 655 que se registraron en el 2010. “Si comparamos estos números con los de los años 90 da miedo y si los contrastamos con los de este año da más miedo aún”, agregó.

Del mismo modo, mencionó que los matrimonios civiles van por la misma línea. “En el 2016 se registraron 17 mil matrimonios y ese mismo año se divorciaron 12,098. ¿Qué está pasando que la familia se rompe con facilidad? Simple, hay una mentalidad divorcista. En vez de buscar ayuda la primera opción es el divorcio porque se ve el matrimonio como un carro que cuando quiera lo vendo y compro otro”, puntualizó.

Señaló que otro motivo para que las familias estén en crisis se debe a que se ha trastocado el plan de Dios. “Se ha querido rediseñar y redefinir lo que es el concepto familia. La mentalidad del mundo es no tener hijos porque son una carga. Es mejor tener uno o como máximo dos y si es la pareja mejor”, enfatizó.

Insistió que como se ha sacado a Dios de las familias, estas están sin un norte. Aseguró que “es necesario poner a Dios como el centro de ella”. Precisó que “hay que volver a la escuela de virtudes para que las familias aprendan a perdonarse, convivir, dialogar, y convertirse. Tenemos que ser humildes y pedir ayuda porque nadie nace sabiendo ser padre. Debemos implorar la misericordia de Dios para que nos ayude a perseverar”.

Más tarde, la Hna. María González Sotomayor, dictó la conferencia Resumen del desafío familia y matrimonio, en la que recapituló los trabajos que se realizaron previo a la presentación formal de la Misión Continental en Puerto Rico. Además, mencionó los cinco desafíos y sintetizó lo que está haciendo la Diócesis al respecto. Comunicó que el tema de la familia es primordial. Por eso, reiteró la necesidad de fortalecer el vínculo matrimonial y transmitirles a las nuevas generaciones que el matrimonio es una alianza de amor entre un hombre y una mujer.

“Tenemos que empezar a construir el templo espiritual de nuestras familias, pero primero hay que evaluar cómo está nuestra relación con Dios. Es necesario buscar el equilibrio entre el trabajo y la familia”, recalcó. A su vez sugirió que se puede educar con amor, “entregando nuestra casa y nuestro corazón a Dios para que todos los miembros del hogar sean testigos vivos de Él”.

De otro lado, criticó las adicciones actuales con las que tiene que lidiar la familia que además de las drogas son el celular, computadoras, y juegos electrónicos, entre otros. “Las familias están en las casas y no se hablan. Hay que educarlos con amor de que esa adicción genera aislamiento y así como nos aislamos de la familia, nos aislamos de Dios”, admitió.

Al final, subrayó que además de asistir a misa, visitar enfermos, hacer el rosario y otras oraciones de algún devocionario, que aclaró está muy bien, los cristianos no deben conformarse con eso. “Por el contrario, hay que aprender a orar, dialogando con Él. La misión que Dios tiene para nosotros no se va a dar, si no le damos la oportunidad a Jesús. Dios no nos quiere buenos, sino santos. Todos estamos llamados a la santidad por eso cada día debo reflexionar qué me falta para serlo”, concluyó.

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