“Esperamos ser a través de nuestra familia un reflejo del amor de Dios”, esa fue la respuesta de Lumir Figueroa Torres al preguntársele, qué espera de la experiencia misionera que vivirá junto con su familia durante 1 mes en Tula, México como parte del Proyecto Verano Misionero de la Pontificia Obra Propagación de la Fe (OMP) de Puerto Rico.
Lumir, feligrés de la Diócesis de Fajardo Humacao emprenderá una travesía el próximo lunes, 1 de julio junto a su esposo Freddie Crespo Toro y sus tres hijos, entre ellos un infante de 9 meses para como familia misionera compartir con otras comunidades mexicanas.
Afirmó que: “Nosotros no tenemos expectativas. Estamos abiertos a dejarnos llevar. En el proceso de oración que hemos llevado, Dios nos dice: ‘Déjense llevar y sean dóciles a mi espíritu, y eso es lo que vamos a hacer’”.
Reconoció que será la primera vez que viajarán junto a sus tres hijos de 4 años, 2 años con 8 meses, y el bebé, para él que será su primera experiencia de misión porque Lucas y Leia han viajado antes. Relacionado a cómo han sido las veces anteriores que ha misionado con sus hijos mayores, Lumir aceptó que han tenido experiencias hermosas. “La primera vez que viajamos con Lucas de 6 meses a Costa Rica, para nuestra sorpresa fue él quien hizo la misión, él era quien nos abría las puertas. Al llegar nos hacía más cercanos a la gente, teníamos encuentros más profundos. Creamos grandes conexiones entre las familias”, recordó.
Mientras, narró que cuando llevaron a El Salvador a su segunda hija, Leia con 8 meses y Lucas próximo a cumplir los 2 años “definitivamente vimos el reflejo de Dios en cada encuentro. Ver cómo nuestro hijo Lucas, que estaba más consciente, creó lazos con otros niños. No importaba el idioma o la cultura se integró muy bien. Era como ver a Dios encarnado”.
Sobre cómo surgió la idea de participar como familia misionera afirmó que tanto ella como su esposo conocían el llamado que Dios les estaba poniendo en su corazón para vivir la espiritualidad misionera. “Estábamos claros que queríamos brindarles experiencias pragmáticas a nuestros hijos. Queríamos presentarle y que ellos vivieran la misión y lo que hace la Iglesia”, indicó.
Continuó diciendo que: “Si cuando ellos estén grandes toman otra decisión, ya veremos. No obstante, nosotros como padres cumplimos presentándole que hay una Iglesia que está trabajando y de la forma que lo está haciendo, con sus luces y sus sombras. Dentro de su libre albedrío ellos dirán…”.
De otra parte, para cultivar la espiritualidad misionera, optaron por hacerla parte de su vida cotidiana como familia. “Tratamos de vivir día a día de la manera más simple. El huracán María nos ayudó a sobrepasar muchas cosas. Como no había luz aprendieron a tomarse el jugo caliente, por ejemplo”. Precisó que a modo de preparación para el viaje hace algún tiempo comenzaron a enriquecer la dieta con cosas básicas del país al que visitarán. “Vamos exponiendo a los niños a lo básico (harina, tortillas) y lo integramos a nuestra dieta día a día para que estén familiarizados”.
A su vez confirmó que anticipando que a las comunidades que van no habrá acceso a los pañales desechables. Comenzaron a usar los reusables, “de esta forma nos ponemos acorde con Laudato Si’ y vamos aplicándolo a nuestra vida diaria. Nos estamos preparando. Vamos abiertos a la inculturación que es algo primordial dentro de la misión”.
Al indagar sobre la reacción de sus respectivas familias a que misionen todos juntos, Lumir dijo que ya están acostumbrados. “Tanto Freddie como yo, antes de casarnos tuvimos experiencias de misión. Como ya llevábamos una vida activa en esto, ese caminar fue preparando a nuestras familias”, comentó. Observó que, aunque hubo familiares que les dijeron váyanse solos y dejen los nenes, les explicábamos que “no, que somos una familia, una comunidad llamados a reflejar el amor de Dios en los otros”.
Camille Rodríguez Báez
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