Podría ser inquietante o hasta impensable que otras personas pudieran presentar exactamente las mismas heridas de Jesucristo luego que fue crucificado. ¿Esto podría suceder realmente o ya ha pasado? Pues, sí. Los estigmas son signos fielmente reproducidos de la crucifixión en personas que, de cierta forma han estado muy cerca física o espiritualmente de Jesús. Las llagas son presentadas exactamente en los lugares donde Jesús fue herido: manos, pies, costado y cabeza.
Siendo un tema delicado e interesante, la Iglesia ha realizado rigurosos estudios médicos y teológicos para descubrir cómo y el porqué de estos sucesos místicos. Incluso ha reconocido solo algunos de estos acontecimientos y los ha denominado como “una gracia otorgada por Dios” a ciertos santos que han logrado estar en profunda comunión con el Señor. Sin embargo, no lo presenta como dogma de fe, sino como una muestra de la veracidad de la pasión de Jesucristo en la Cruz que han amado y meditado los santos. Habiendo comprendido esto, es importante aclarar y recalcar que la Iglesia no canoniza a ninguna persona por simplemente haber recibido los estigmas. Pero, ¿quiénes han sido algunos de estos que han recibido los estigmas?
San Francisco de Asís
Al igual que otros santos, Francisco creía que recibía esto como gracia inmerecida. Según cuenta la historia, se acercaba la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, cuando en 1224 oraba al Señor intensamente y sintió “una profunda, tierna y afectuosa compasión hacia Aquél que fue crucificado por amor a nosotros”, narra el Padre Alban Butler en su escrito titulado “La impresión de los estigmas en San Francisco de Asís” (“Vida de los Santos”). El santo logró ver un serafín dirigiéndose hacia él, y entre las alas a la imagen del Crucificado. Al mismo tiempo, un gozo con profundo dolor intervino en Francisco. “La maravillosa visión se le manifestaba a fin de que pudiese comprender que iba a ser transformado en una semejanza de Jesucristo en la cruz, no en el martirio de su carne, sino en el corazón por el fuego de su amor”. La semejanza serín sus heridas con dolor en manos y pies “que parecían los agujeros dejados por cuatro gruesos clavos hincados en la carne”, y sobre el costado “se abrió una herida que parecía hecha por la punta de una lanza”.
Franciscanos dedicados a recopilar la biografía del santo afirmaron en su momento que Francisco rezaba por los dones de recibir el dolor de la Pasión de Jesús en su cuerpo, al igual que el de descubrir el amor que Jesús derramó hacia todos nosotros. Luego de haber realizado dicha petición, recibió los estigmas.
Santos más conocidos con estigmas
Al igual que el santo de Asís, Santa Verónica Giuliani y San Pío de Pietrelcina recibieron las marcas de los estigmas en los pies, las manos y el costado; Santa Gema Galgani solo las recibió en las manos y los pies. Padre Pío mismo explicó: “Vi ante mí a un personaje misterioso cuyas manos, pies y pecho derramaban sangre a torrentes. Sentí mi corazón herido por un dardo de fuego. Este personaje desapareció de mi vista y me di cuenta de que mis manos, mis pies y mi pecho estaban perforados y de ellos brotaba sangre”.
A diferencia de esto, a Santa Rita de Casia le fue otorgada solo la marca de la corona de espinas en su frente. Asimismo, Santa Rita pidió sentir los dolores de Cristo en su carne. Dios escuchó su petición: una espina de su crucifijo salió de él y se le incrustó en su frente, creándole una herida abierta y dolorosa que conservó hasta su muerte. De manera muy particular y diferente, Santa Catalina de Siena recibió en Pentecostés sólo el sufrimiento de las heridas, pues aparentemente no eran visibles.
Otros místicos
La beata alemana Anna Katharina Emmerick también sintió los dolores de la corona de espinas, acompañados de pérdidas de sangre que tenían lugar cada viernes; sus manos y pies también padecían del dolor, e incluso una forma de cruz habría aparecido en su pecho y crecía cada Navidad.
La beata Elena Aiello, nacida en 1895, recibió la visita de Cristo, quien la invitó a participar en su sufrimiento. Entonces, empezó a sentir un fuerte dolor en torno a la cabeza, al mismo tiempo comenzó el sangrado. Otros estigmas aparecieron después en las extremidades, y sangraban en abundancia; diversos testimonios y médicos pudieron comprobarlo. De la misma forma, Therese Neumann, Marthe Robin y la Madre Yvonne-Amada de Jesús han sido algunos de los místicos católicos estigmatizados, cada una con su particularidad.
¿San Pablo fue estigmatizado?
Algunos afirman que el apóstol San Pablo recibió los estigmas de Jesús, ya que dice en la Palabra: “Llevo sobre mi cuerpo las señales de Jesús” (Gal 6, 17); y también: “Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, a favor de su cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1, 24). Esto puede que sea literal o metafórico.
Jorge L. Rodríguez Guzmán
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