A pesar de que su padre padeció de fallo renal y esta es una enfermedad hereditaria, es decir que los familiares directos están en un riesgo mayor de padecerla, Andrés Torres Torres jamás pensó en la donación de órganos hasta que se vio obligado a inscribirse en la lista de espera porque necesita un riñón para mejorar su calidad de vida. “Nunca pasó por mi mente la idea de donación de órganos. Ahora cuando uno necesita, en mi caso de un riñón, creas conciencia de la importancia de donar. Es un regalo de vida para alguien que lo necesita, siempre va a haber quién lo va a necesitar”, reiteró.

Al hombre de 47 años y padre de una niña de 3, le funciona solo el 10 % de sus riñones. Informó que a medida que pasaron los años la función de los órganos vitales encargados de mantener la sangre limpia y químicamente equilibrada, siguió bajando hasta llegar al por ciento en que están ahora. Por consiguiente, el médico determinó que era necesario dializarse porque su sangre se estaba intoxicando. “El doctor me dijo que las opciones eran diálisis o trasplante, pero como para el trasplante hay que esperar a que aparezca un donante además de seguir unas etapas, comencé con el diálisis peritoneal. Me pusieron el catéter (tubo suave que se conecta en la cavidad abdominal por donde pasan los líquidos para la diálisis) y hago el proceso en la casa”, admitió.
Explicó que a eso de las 7:00 de la noche prepara la máquina y a las 7:30 p. m. se conecta. “Puedo ver televisión, leer o recostarme, incluso hasta dormir. La máquina hace todo el trabajo: drena, infunde el líquido, lo deja por una hora y media y drena otra vez hasta que se cumplen las cinco limpiezas requeridas. Las primeras veces no podía dormir por las luces y porque me quedaba pendiente. Ahora duermo y amanezco en un sueño. Por la mañana me desconecto, cierro el catéter y sigo haciendo mis cosas”, detalló.

Al preguntársele si en algún momento cuestionó a Dios por la enfermedad, respondió que: “No. Estoy claro que no fue algo que yo me busqué, mi enfermedad es hereditaria. Nunca le reproché a Dios por qué a mí”. Señaló que gracias a Dios tanto su esposa como el resto de su familia lo han apoyado durante el año que lleva dializándose. “Afortunadamente no tengo ninguna otra condición y por el momento la diálisis está cumpliendo su propósito y me está funcionando bien, eso es lo que dice el médico”, precisó.
Sobre el trasplante, afirmó que antes de empezar a dializarse se hizo los estudios requeridos para incluirse en la lista de pacientes que están a la espera de órganos. “Si apareciera un riñón podría dejar la diálisis. Estoy consciente de que los cuidados serían el doble de los que tengo ahora porque tendría que tomar medicamentos de por vida y cuidar aún más lo que como, pero sería genial no tener que conectarme todos los días”, abundó.

Destacó que mensualmente visita al nefrólogo (médico especialista en la función renal) para ver la evolución del tratamiento. Además de la nutricionista que se encarga de vigilar los alimentos que consume que tienen que ser bajos en sal, evitar alimentos fritos, y las sodas, entre otros cuidados.

Al final aseguró que espera conseguir un donante porque tiene que cuidar “de esa muchacha de 3 años”, mostrando orgulloso una fotografía en su celular de la princesa de la casa. ■

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