
Continuando su ciclo de catequesis sobre “la esperanza”, el Obispo de Roma comentando el pasaje bíblico de la narración de los discípulos de Emaús y su encuentro con Jesús, dijo que estos “dos hombres caminaban decepcionados, tristes, convencidos de dejar atrás la amargura de un acontecimiento terminado mal. Antes de esa Pascua estaban llenos de entusiasmo: convencidos de que esos días habrían sido decisivos para sus expectativas y para la esperanza de todo el pueblo”. Pero no fue así. “Los dos peregrinos – afirma el Papa – cultivaban sólo una esperanza humana, que ahora se hacía pedazos. Esa cruz izada en el Calvario era el signo más elocuente de una derrota que no habían pronosticado”.
En este contexto, el encuentro de Jesús con esos dos discípulos parece ser del todo casual: se parece a uno de los tantos cruces que suceden en la vida. Los dos discípulos caminan pensativos y un desconocido se les une. Es Jesús; pero sus ojos no están en grado de reconocerlo. Y entonces Jesús comienza su “terapia de la esperanza”. Y esto que sucede en este camino es una terapia de la esperanza. ¿Quién lo hace? Jesús.
(Por: Radio Vaticano)
(Foto: ANSA)