El evangelio de Lucas nos ofrece hoy uno de los pasajes más bellos y entrañables de ese caminar con Jesús y de la actitud del discipulado cristiano. En Lucas, el Padrenuestro se halla dentro del marco de un catecismo sobre la oración (11,1-13). Está dividido en cuatro partes y abarca: la petición «Enséñanos a orar», juntamente con el Padrenuestro, la oración cristiana (11, 1-4); la parábola del amigo que viene a pedir, y que Lucas entiende como exhortación a ser constantes en la oración (11, 5-8); una invitación a orar (11,9s) y la imagen del padre generoso, que es una invitación a tener confianza en que se nos va a escuchar (11,11-13).
Lucas se complace en presentarnos frecuentemente a Jesús orando. En todos los momentos decisivos de su vida, Lucas no olvida señalarlo. La oración frecuente de Jesús y su peculiar forma de iniciarla: Abba, Padre, constituyen el mejor indicio del contenido de su espiritualidad como experiencia de filiación. Es el término familiar y respetuoso usado para el padre terreno. El hecho de que Jesús lo use para dirigirse al Padre llamándolo Abba manifiesta el nuevo tipo de relación que Él, y por tanto sus discípulos-discípulas, instauran con Dios: una relación de cercanía, familiaridad y confianza. Se trata de confianza y abandono en el Padre y su voluntad, aun en las situaciones paradójicamente más oscuras.
Las palabras finales de Jesús antes de su muerte: “Padre, en tus manos pongo mi espíritu” no son más que el resumen apretado de su entrega cotidiana. Nada de extraño, entonces, que los discípulos lo hayan notado y hayan querido aprender: “Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos”. Un maestro espiritual lo es precisamente porque les transmite también su propio modo de orar. El contenido es el que llamamos el Padre Nuestro. Lucas lo transmite en una fórmula breve. Tiene una invocación inicial “Padre” y cinco peticiones fundamentales. Lo que hay que pedir en la oración es que “venga tu Reino” y se haga realidad para nosotros con todas sus consecuencias: el pan cotidiano, el perdón v la victoria en la tentación. El Padre Nuestro es norma y guía de toda oración cristiana. Rézala con confianza filial.