El Obispo, inspirado por la imagen de Jesús, cuenta con una gracia divina especial, es buen pastor de su grey, servidor del Evangelio y se entrega generosamente por la Iglesia. Así lo explica la introducción de la Exhortación Apostólica Pastores gregis de San Juan Pablo II. Dicha autoridad es iluminada por la luz del Buen Pastor, fiesta que se celebra este domingo.
El documento papal catequiza sobre la figura forjadora de paz del Obispo. Este tiene el cometido de anunciar al mundo la esperanza que brota del Evangelio; le corresponde ser profeta, testigo y servidor de la buena nueva; e infundir confianza en tiempos de incredulidad e indiferencia (n. 3). Se le nombra como “centinela atento”, “profeta audaz”, “testigo creíble” y “fiel servidor de Cristo”.
El Prelado es un profeta de justicia y paz (deberes universales), y esto en favor de los débiles: los pobres y marginados. Como versa la Exhortación: Ante estas situaciones de injusticia, y muchas veces sumidos en ellas, que abren inevitablemente la puerta a conflictos y a la muerte, el Obispo es defensor de los derechos del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios. Es fiel promotor de la Doctrina Social de la Iglesia.
Cristo es la cabeza y el cuerpo es la Iglesia. A nivel universal, el Papa representa a Cristo y es vicario por el ministerio petrino. Signo de comunión entre la Cátedra de San Pedro y los Obispos se manifiesta en la Visita Ad limina apostolorum, cuando estos peregrinan a Roma. Ellos representan a los apóstoles; la feligresía es su pueblo. Puerto Rico cuenta actualmente con 5 Obispos titulares y 5 eméritos (auxiliares y titulares).
Sobre el Obispo en la diócesis, el Diácono Miguel Sepúlveda López de la Parroquia Inmaculada Concepción de Guayanilla explicó que es la figura del Buen Pastor, de Cristo. Indicó que, contrario a un jefe administrativo, son hombres de poder porque reflejan a Cristo. El Diácono, ordenado en la Catedral de San Patricio de Nueva York e incardinado en la Diócesis de Ponce, sostuvo que es importante mantener respeto y obediencia, porque es presencia viva de la Iglesia.
“Se le debe tener un respeto al Obispo. Ellos son los que nos van a guiar en la fe y nosotros nos debemos dejar guiar como buenos católicos”, dijo D. Miguel que tiene 27 años de servicio.
Por su parte, D. Enrique “Kike” Santiago del Valle de la Catedral Dulce Nombre de Jesús de Caguas y quien cuenta con 15 años de ministerio diaconal añadió que el Prelado es sinónimo de servicio y presencia apostólica.
“Para muchos, la figura del Obispo es protocolaria. Y esto no es así. Ellos representan a los Apóstoles. Nuestra responsabilidad –tanto de los diáconos y de la feligresía– es ayudarlos, responder a sus convocatorias y acompañarlos. Y además, orar por su ministerio”, subrayó el Reverendo D. Kike.
Valorar, obedecer, acompañar, respetar y amar al Obispo reflejo del Buen Pastor en la diócesis son deberes de un buen feligrés que hace comunión eclesial.