El fenómeno de El Niño cuenta con mucho más de 2 mil años de historia. Antes de recibir su nombre actual, le llamaron de varias maneras, entre ellas El Viejo. La meteorología también lo conoce como ENOS (El Niño Oscilación Sur, ENSO en inglés).

Cabe destacar que este es un fenómeno exclusivo del Océano Pacífico y sus efectos se distinguen por trastocar el comportamiento normal del clima a nivel mundial.
Tal y como se mencionó en el artículo pasado, contrario a La Niña cuyas aguas registran un enfriamiento, El Niño es el calentamiento anormal del agua del mar.
Si es de los que se pregunta ¿por qué se da ese calentamiento? el Dr. Rafael Méndez Tejeda, catedrático del Departamento de Ciencias Naturales de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Carolina, respondió que: “Sabemos de muchas variables que tienen que ocurrir para que el fenómeno se dé, pero qué lo produce en sí, hasta ahora no hay una respuesta”.

Sin embargo, entre algunas de las causas puede estar que: “El mar tiene muchas fuentes de aguas cálidas que salen, son una forma de la Tierra respirar y son como volcanes pequeñísimos que generan calor en la superficie del mar”.

Por otra parte, así como la periodicidad de estos fenómenos (tanto El Niño como La Niña) varía, de igual forma hay años completamente normales en los que la temperatura del océano está estable. A su vez, su proceso puede durar un año y medio, aunque se han registrado cifras hasta de 24 meses.
El meteorólogo explicó que el desarrollo de este fenómeno ocurre en diversas etapas que se van cumpliendo cada 4 o 5 meses. “Son cuatro etapas, para nosotros los que estudiamos El Niño (en el Caribe), nos enfocamos en las etapas 3 y 4 que son las que nos afectan. Por eso, dependiendo de la época del año en la que surge, El Niño puede afectar distintas zonas”, dijo.
De otro lado, el doctor en ciencias atmosféricas aclaró que cuando ocurre este evento en el Caribe se asocia con la disminución de la intensidad de los huracanes y no con la formación de estos.
“Si se forma un huracán en el Atlántico y hay Niño, la corriente de aire de este lo corta y debilita. En el área nuestra tenemos Niño asociado con sequía y en el resto del mundo pueden ser inundaciones”, describió.

A pesar de las probabilidades de que este fenómeno continúe hasta la primavera del 2016, según la página del Centro de Predicciones del Clima del Servicio Nacional de Meteorología, el Dr. Méndez considera que habrá un índice de precipitación antes de mediados de agosto y espera mejoras en la sequía.

De lo contrario, advirtió que si luego de mediados de agosto el panorama no ha mejorado es posible que se extienda por lo menos hasta noviembre, que normalmente es un mes de lluvia.
De igual modo, admitió que El Niño contribuye a la situación meteorológica actual y aseguró que también se debe a “lo que le hemos llamado la variación del clima, que es el cambio climático que está habiendo en el planeta debido a la generación de gases de efecto invernadero”.

El cambio climático implica cambios extremos como la aparición de lluvias intensas en algunos momentos periódicos de 4 o 5 horas e inundaciones repentinas así como de sequías frecuentes.
“Van a desaparecer las lluvias que pasaban antes cuando estaba todo el día lloviznando. Ahora la lluvia te cae en dos horas, se inundó la ciudad y en ese lapso de tiempo cayó el agua que debió haber caído en una semana. De la manera que nos podemos preparar para ese escenario es dándole buen uso al agua que nos cae”, advirtió.

Por último, precisó la importancia de aprender a adaptarse tomando las debidas medidas del uso correcto del agua, ya que las consecuencias no se pueden evitar pero sí se pueden mitigar.

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