Cada vez son más los que sufren en sus propias carnes la ideología de género o el temor a verse salpicados por ella en el ámbito familiar, laboral o espiritual. Por ello, también aumenta la población interesada en sus orígenes, sus últimas aspiraciones y especialmente en cómo combatirla.

Este es un proceso desarrollado durante los últimos 300 años que encuentra su germen en los postulados del filósofo Rousseau. Lo interesante de su propuesta es que muestra cómo, aparentando ser la mujer, su bienestar y sus “derechos” el máximo exponente de la Revolución Sexual, resulta ser todo lo contrario.

La ruptura familiar, la violencia doméstica, la prostitución, la pornografía, la ideología de género… impacta en las mujeres. Sus hijos son víctimas de la revolución sexual, especialmente ahora que sus teléfonos móviles muestran pornografía y son usados por depredadores sexuales.

Todo parte de una falsa comprensión de la naturaleza de la persona humana, en gran parte derivada de la Ilustración. Para Rousseau, el Dios personal [del cristianismo] no existe, tampoco hay pecado original, ni juicio final ni responsabilidad y por lo tanto, solo queda una posibilidad, hoy divulgada: Fornicad y divertíos, que mañana moriremos. El placer es libertad y puedo hacer lo que quiera si no hago daño a nadie. Lo que sucede es que este camino aparentemente pacífico o neutral ha resultado ser una revolución social agresiva que, en lugar de construir una sociedad, destruye las instituciones existentes.

Desde principios del siglo pasado, la fuerza motriz ha sido un odio marxista revolucionario a la religión y la familia vinculado al feminismo, al derecho al aborto, a la ideología LGBT y al género. Un proceso en el que los “libertarios” también colaboran, exigiendo la libertad total a través de una legislación que apoye dicha revolución, castigando a los que se resisten.

La revolución sexual: historia, ideología, poder, y publicado bajo el título de Ignatius Press, el último libro de Peter J. Elliot es la síntesis de una gran experiencia y preparación pastoral e intelectual en la materia. Para el autor “la revolución [sexual] se está quedando sin energía”, especialmente por los escándalos surgidos a de alguno de sus buques insignia.

Entre ellos, menciona “la transición de género entre los jóvenes” -con cada vez más casos de escándalos y arrepentidos que salen a la luz- la verdad de los “héroes de la revolución”, como los oscuros secretos y pasado de Margaret Sanger -fundadora de Planned Parenthood- o de Hugh Hefner -histórico directivo de Playboy-. “También se ponen en duda los beneficios económicos emanados de la industria sexual y la explotación de personas en todas sus edades”, añade.

Antes de concluir, llama a los lectores de su nueva publicación a “levantarse y hacer algo”, basándose en “aquellos que defienden algo mejor que este sórdido mundo que se desliza a la oscuridad”. Si la Verdad es “la adecuación del pensamiento a la cosa” (Sto. Tomas de Aquino), pensar “que la verdad estaba en el interior de cada uno y no fuera” comienza a ser “algo ridículo”. El relativismo es pregonero de “que la verdad se encuentra en uno mismo”. Solo en la Verdad Absoluta encontramos el sendero de la libertad y la paz.

Padre Edgardo Acosta

Para El Visitante

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