Cuaresma 2023 marcha en clave sinodal. Este tiempo sobrio que clama por conversión llama a toda persona, familia, comunidad y estructura que decide determinadamente a vivir este tiempo espiritual fuerte. La experiencia cuaresmal-sinodal es única porque la oración, el ayuno y la limosna brotan de una conversión personal y colectiva que espera por actos concretos cuaresmales y de comunión, participación y misión. No se trata de retóricas potentes. Hasta la naturaleza da signos de devoción, serenidad y transformación desde la calma y el silencio.

Quisiera hacer eco del mensaje del Papa Francisco para esta Cuaresma 2023 en el que enfatiza en el monte Tabor y el acontecimiento de la Transfiguración, que coincide con el Evangelio dominical. La experiencia de los discípulos en el monte Tabor se enriqueció aún más cuando, junto a Jesús transfigurado, aparecieron Moisés y Elías, que personifican respectivamente la Ley y los Profetas (cf. Mt 17,3). La novedad de Cristo es el cumplimiento de la antigua Alianza y de las promesas; es inseparable de la historia de Dios con su pueblo y revela su sentido profundo. De manera similar, el camino sinodal está arraigado en la tradición de la Iglesia y, al mismo tiempo, abierto a la novedad. La tradición es fuente de inspiración para buscar nuevos caminos, evitando las tentaciones opuestas del inmovilismo y de la experimentación improvisada.

El camino ascético cuaresmal, al igual que el sinodal, tiene como meta una transfiguración personal y eclesial. Una transformación que, en ambos casos, halla su modelo en la de Jesús y se realiza mediante la gracia de su misterio pascual. Para que esta transfiguración pueda realizarse en nosotros este año, quisiera proponer dos “caminos” a seguir para ascender junto a Jesús y llegar con Él a la meta.

Por ello, el Papa invita a ser “artesanos de la sinodalidad” y demostrar nuestra fe, nuestra conversión, nuestra transfiguración, nuestra tradición, nuestros valores cristianos, nuestro camino juntos, nuestro ardor misionero y nuestro encuentro con Jesucristo y los demás. Que sean las huellas las que prediquen, no nuestras gargantas que deben silenciarse por la solemnidad cuaresmal. Que esta Cuaresma 2023 no pase de largo y que sea un tiempo de conversión maravilloso. 

Hay que recordar que más allá de signos externos visibles, la Cuaresma exige conversión y arrepentimiento en el marco de la vida sacramental. Hay que pedir a Dios que el cincel de la cuaresma-sinodal moldee al penitente para que logre alcanzar a revelar esa obra maravillosa que el artista divino soñó para cada uno de nosotros.

Enrique I. López López

e.lopez@elvisitantepr.com 

Twitter: @Enrique_LopezEV

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