La tradición del árbol de Navidad no es nada nuevo, pues se ha convertido para todos casi en un rito sagrado. Colocar el arbolito en cada hogar es una actividad que une a la familia. Cada año esperamos con alegría la llegada del Adviento para sentir el olor a pino y ver las luces encendidas en la sala de la casa. ¿De dónde proviene esta tradición? ¿Qué significa?
En entrevista para Vatican News, Don Sergio Tapia, profesor de Media Training de la Facultad de Comunicación Institucional de la Iglesia de la Santa Croce, explicó el origen de la tradición del árbol de navidad y sus símbolos. La costumbre familiar de colocar un árbol en las casas como preparación para la Navidad es una práctica muy antigua. En la Sagradas Escrituras se menciona en varias ocasiones al árbol de la vida, el de la tentación, el del bien y el mal, el de la Santa Cruz, e incluso en el primer capítulo del Evangelio según san Mateo se describe el árbol genealógico de Jesús.
El origen principal de esta tradición navideña se remonta a la época de evangelización de San Bonifacio en Alemania. Cuenta la leyenda que el santo intentaba evangelizar a los alemanes, pero estos adoraban un árbol de roble y hacían sacrificios humanos, una costumbre de aquel tiempo que no permitía el avance de la cristianización en Europa.
Un día, Bonifacio cansado de esta práctica pagana llegó hasta el roble y lo cortó. En el mismo lugar plantó un pino, símbolo de la vida que no termina y del amor infinito de Dios. Según la historia, quiso decorar el árbol con manzanas, como símbolo de pecado, y con velas que simbolizaban la luz de Cristo. Aunque en la actualidad se le coloquen más elementos al tradicional árbol de navidad y no sean naturales, las luces y las esferas siguen siendo las principales decoraciones recordándonos que somos pecadores, pero que la gracia de Dios siempre nos acompaña. Los obsequios que se colocan debajo del árbol nos recuerdan el regalo más grande e importante que nos hizo Dios: su hijo Jesús. Por otro lado, la estrella significa la fe que guía nuestra vida, así como la Estrella de Belén orientó los Magos de Oriente, y que el nacimiento de Jesús nos ha traído la verdadera alegría.
Como puertorriqueños, queremos colocar el árbol de manera exagerada y temprana tan pronto inicia el mes de noviembre. Otros esperan a que comience diciembre, más cercano a la navidad. Pero el momento preciso y adecuado debe ser al inicio del adviento como modo de preparación para la venida de Jesús. Sin embargo, los expertos en plantas y árboles recomiendan instalar el árbol de pino natural el 16 de diciembre para que no llegue al 25 con sus hojas secas.
Sea cual sea la fecha en la que comiences a colocar tu árbol o las decoraciones, prepararte para el nacimiento de Jesucristo es lo más importante. Abrir el corazón a la luz de Cristo y dejarnos guiar por Él es lo esencial. Ni los regalos, ni las fiestas deben ser el centro de estas fechas. ¡Feliz Navidad!
Jorge L. Rodríguez Guzmán
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