Las temáticas que bordean las góndolas del supermercado generan molestia y frustración. Que si el aceite, los huevos y las carnes subieron de precio, que apenas hay variedad y que escasea tal producto, que cierto producto no se encuentra desde hace un tiempo, que se acabó rápido tal producto… Estas frases se suelen escuchar con cierta frecuencia, incluso entre los dueños de negocios y trabajadores del sector de alimentos. Y no es en alusión a la venta del momento, ni a la oferta y demanda, es que la inseguridad alimentaria se abre paso poco a poco en las realidades de cada país.
Ya a nivel continental es un tema que cobra cada vez más relevancia y una cruda realidad en algunas regiones de América Latina donde la crisis política, climática, la inestabilidad social, las duras secuelas del tiempo pandémico y la guerra rusa en suelo ucraniano apuntalan la inseguridad alimentaria en la mayoría de los países no aventajados. Y no se trata de la letanía de que en Cuba y Venezuela la cosa está mala. Aquí entra América Latina entera en la carrera con algunos países que se pelean por la delantera y otros que van un poco más lento.
La crisis a causa de la guerra en Ucrania provocó el alza de más de un 50% en los cereales y más de un 120% en los fertilizantes primarios. Cabe destacar que Ucrania, Rusia y Bielorrusia lideran estos dos sectores del comercio global.
Ya la ONU ha alertado del huracán de la inseguridad alimentaria que afectará específicamente las cocinas de las casas en América Latina. Esto evidentemente trae un efecto dominó con posibles despidos en el sector de la producción de alimentos y la falta de estos. Esta afecta la disponibilidad y el precio en algunos productos. La desigualdad es un esteroide para esta crisis creciente. Claro, los más afectados son los pobres y ancianos.
Aunque estamos lejos del Mar Negro donde se encuentra la atención mundial, las consecuencias del conflicto llegan a todas partes del orbe. Por ello, urge hacer los ajustes necesarios en el hogar. ¿Dónde está el huerto casero? Y apoyar la pastoral social a nivel parroquial, diocesano y nacional con Cáritas de Puerto Rico. Hay que enfrentar la crisis emergente que amenaza la compra básica, especialmente de los pobres y los ancianos. Recordar que “cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis”, (Mt 25, 40).
Enrique I. López López
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