Hay algunos datos que por algunas razones se creen popularmente, pero no aparecen así en la Biblia. Para los que tienen las Sagradas Escrituras un poco empolvada, aquí unos datos que por lo menos obligan a la reflexión en septiembre; mes de la Biblia.
- Manzana del Edén. Dios les pidió a Adán y Eva no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal (Gn 2, 17) y no se precisa que era una manzana. Pudo ser un mangó o un mamey, pero, no se especifica. La manzana ha sido una interpretación de ese fruto. Incluso, la manzana mordida es el símbolo de una de las empresas tecnológicas más grandes del mundo.
- Ballena se come a Jonás. El animal que se traga a Jonás por mandato de Dios no fue una ballena, más bien fue un “gran pez” (Jon 2, 1). Aunque la clasificación y diferenciación entre mamíferos marinos y peces fue muy posterior al pasaje bíblico.
- Tres Reyes Magos. Apenas se mencionan en la Biblia (Mt 2, 1-13). Son “Magos”, no especifica cuántos son, no menciona nombres ni procedencia exacta. Se les considera sabios. Melchor, Gaspar y Baltazar son nombrados por la tradición y aparecen también en un Evangelio Apócrifo, que es un texto de los primeros siglos de la era cristiana que no fue incluido o aceptado en el canon de la Biblia y que pudiera considerarse como referencias históricas.
- Refranes. “No se mueve la hoja de un árbol si no es la voluntad de Dios”, “ayúdate que Dios te ayudará” y “Dios aprieta pero no ahorca”. La primera es una cita de Don Quijote de la Mancha aunque en en el Evangelio de San Mateo hay varios versículos parecidos. Las otras son frases populares muy ciertas, pero no aparecen en la Biblia.
La Biblia es la revelación de Dios y tradición escrita de los tiempos antiguos que se compendió en las Sagradas Escrituras. No obstante, la santa tradición continuó posterior a la Biblia. Por ejemplo, el estilo de vida de la Iglesia de los primeros siglos, las enseñanzas de los padres de la Iglesia, la celebración de la Eucaristía y las devociones de los fieles por siglos son parte de la tradición que es revelación no escrita. A esto se le suma el Magisterio de la Iglesia con la enseñanza fiel de los sucesores de los apóstoles presididos por el Papa -sucesor de San Pedro en la sede romana-. Ánimo, a abrir la Biblia.
Enrique I. López López
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