Con la celebración eucarística de este domingo iniciamos el nuevo año litúrgico que estará marcado por la invitación que nos ha hecho el Papa Francisco a celebrar el Sínodo sobre al Sinodalidad. La oración inicial de la Eucaristía nos señala la ruta a seguir; “Dios todopoderoso y eterno, te rogamos que la práctica de las buenas obras nos permita salir al encuentro de tu Hijo que viene hacia nosotros, para que merezcamos estar en el Reino de los cielos junto a Él”.
¡Dios viene! Esta breve exclamación abre el tiempo de Adviento que resuena especialmente a lo largo de estas semanas, y después, durante todo el año litúrgico.
¡Dios viene! No se trata simplemente de que Dios haya venido, de algo del pasado; ni tampoco es un simple anuncio de que Dios vendrá, en un futuro que podría no tener excesiva trascendencia para nuestro hoy y ahora. “Dios viene”: se trata de una acción siempre en marcha; está ocurriendo, ocurre ahora y seguirá ocurriendo conforme trascurra el tiempo. En todo momento, “Dios viene”: en cada instante de la historia.
El Adviento nos invita a tomar conciencia de esta verdad y a actuar de acuerdo con ella. «Ya es hora de que despierten del sueño»; «estén siempre despiertos»; «lo que a ustedes les digo, a todos lo digo: ¡velen!» Para los Padres de la Iglesia, la “venida” de Dios se concentra en las dos principales venidas de Cristo: la de su encarnación y la de su vuelta gloriosa al fin de la historia.
Adviento es tiempo de esperanza, ahora bien, esperanza como dice el educador y filósofo brasileño Paulo Freire; “es necesario tener esperanza, pero tener esperanza del verbo esperanzar, porque hay gente que espera del verbo esperar. Y la esperanza del verbo esperar no es esperanza es espera. Esperanzar es levantarse, esperanzar es salir al paso, esperanzar es construir, esperanzar es no darse por vencido. Esperanzar es llevar adelante. Esperanzar es unirse a otros para hacer de otro modo”. Finalmente, con palabras del Papa Francisco “la verdadera esperanza es vivir para encontrar a Jesús”. La esperanza es un camino que realizamos juntos, en sinodalidad… ¡Anímate a emprenderlo!
Padre Obispo Rubén González
Obispo de Ponce