“Tendrás la encomienda de poner al servicio de nuestra iglesia arquidiocesana y la iglesia en Puerto Rico la Gracia del sacerdocio ministerial que recibes hoy”. Con estas palabras se dirigió en la homilía Mons. Roberto González Nieves, OFM, Arzobispo Metropolitano de San Juan, al ahora sacerdote Raúl I. Galarza Roldán en la misa de ordenación presbiteral que tuvo lugar, de manera excepcional, en la Catedral Dulce Nombre de Jesús, en la ciudad y Diócesis de Caguas.

La ceremonia se realizó el sábado 8 de agosto bajo las medidas de prevención y limitación presencial que ha implicado la pandemia del coronavirus COVID-19. Cientos de fieles se unieron a la celebración gracias a la transmisión por medios digitales.

Padre Raúl expresó que los días previos a la ordenación transcurrieron con algo de preocupación ante los detalles de preparación de la ceremonia, a los que se le añadían las medidas cautelares ante el COVID-19. “Todo el mundo me pregunta ¿estás preparado? Y yo les digo que no estoy preparado. Yo estoy dispuesto. Esto depende de la Gracia de Dios para ejercer el ministerio”, manifestó el recién ordenado.

“Procura ser ministro de la unidad en la Iglesia y en la sociedad”, animó el Arzobispo en sus palabras dirigidas al neo presbítero.

Recordando un momento inicial de su llamada vocacional Galarza dijo: “Si pudiese ubicar un momento especifico, sería el momento de la Confirmación. Recuerdo que era Mons. Álvaro Corrada del Río. Me tomó de la mano y me miró fijamente por encima de los espejuelos y me dijo: Tú tienes que ser luz del mundo y sal de la tierra”. Esta experiencia a sus 15 años marcó el inicio de un camino que llega a su cumbre con el sacerdocio. “Después de ese acontecimiento yo comencé a ir a la iglesia, no tanto porque me obligaban, sino porque nacía de mí el ir a la iglesia”, añadió Galarza.

“Mi proceso fue largo y en un momento interrumpido”, mencionó Galarza. Puesto que salió 9 años del proceso de formación, tiempo que sirvió en el colegio Notre Dame en Caguas. “Estando en la cotidianidad de la vida, dedicado a la educación, se abrió la oportunidad de misión a República Dominicana una Semana Santa… Yo no quería. No apareció otra persona y me tocó ir. Viví una experiencia muy bonita en una comunidad muy pobre y que tenía un solo sacerdote”, precisó Galarza al narrar una fuerte experiencia que le animó a optar por el sacerdocio. El jueves santo, durante la misión, le fue delegada la Liturgia de la Palabra en una de las comunidades de misión. “Hoy es día de la institución de la Eucaristía y del orden sacerdotal y aquí ni hay Eucaristía ni hay sacerdote. Recuerdo que algo profundo surgió en mí. ¿Qué te lo impide? Recuerdo que eso vino a mí”, profundizó Galarza. Luego de esta experiencia inició un proceso de retorno al seminario y discernimiento desde la Arquidiócesis de San Juan.

Por otro lado, familiares de Padre Raúl vivieron cada detalle muy emocionados. “Estamos muy agradecidos de la comunidad por el apoyo que le han dado a él en todo momento. Ahora más que nunca necesita de nuestras oraciones”, comentó Ivelisse Galarza, hermana del ordenado.

“Dios te llama en lo cotidiano. Desde donde estés y desde lo que estés haciendo. Ahí te está llamando. Ahí uno va descubriendo la vocación. Dios en el camino quiso que llegara al ministerio a través de distintas experiencias, que también lo que hacen es que te suman a ti”, destacó Padre Raúl.

Jonathan Colón Hernández

Para El Visitante

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