En un lugar muy lejano,

nace al pie del ocaso

una estrella y da paso

A un preludio soberano.

Con la verdad en la mano,

con la justicia de frente

y una madre muy valiente,

se aproxima a llegar

y tu vida va a cambiar

por el Niño Dios naciente.

Hace tiempo profecía

hablaba de un nacimiento

que tan fuerte como el viento

el mundo estremecería.

Las naciones cambiaría

desde el pesebre de oriente.

Un gran Dios omnipotente

alumbrará todo lugar.

La humanidad va a cantar

por el Niño Dios naciente.

Esa sangre tan bendita

del infante que nos llega

la Eucaristía entrega

y a la conversión invita.

Su gracia es infinita.

Hay necesidad urgente

con el Sínodo latente

de llevar fe y esperanzas

caminar con alabanzas

por el Niño Dios naciente.

Los que llegaron primero

son los pobres y afligidos

son tesoros escondidos

que señaló el lucero.

Jesús dice: “los prefiero”.

Corazón, alma y mente

en mirada trascendente

dirige a nuestro Señor

Borinquen eleva su amor

por el Niño Dios naciente.

Enrique I. López López

e.lopez@elvisitantepr.com 

Twitter: @Enrique_LopezEV

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