El tema caliente por los próximos meses será el debate del derecho a la vida del ser humano que existe en el vientre materno. Como católico tendría que decir que el tema está resuelto. No matar es no matar desde la concepción hasta la muerte natural. Si bien es cierto que en la mujer recae el don divino de la maternidad y con ello muchos sacrificios, también es cierto es que la cultura médica que gira en torno al embarazo y el alumbramiento -la ginecología, la obstetricia y la perinatología- el rol del padre tiene una relevancia mínima, nula o va encaminada a eso.
Ya lo tiempos pandémicos le dieron el empujón final para prohibir la presencia varonil porque se suspenden los acompañantes en la mayoría de las oficinas médicas por protocolos. Si no se puede entrar a la oficina, menos se puede presenciar la consulta médica. Por ello el varón responsable solo le queda conducir, facilitar, ayudar en lo que se puede y esperar. Le queda proceder como San José, al combinar silencio con acción. Amar es y será siempre la esencia de la paternidad, amar ante toda adversidad, amar aunque las circunstancias no sean cómodas, amar desde el silencio y la espera. Amar como San José.
La realidad es que la crisis del divorcio y de la irresponsabilidad de una multitud de hombres en décadas recientes no han sido la mejor carta de representación para el varón. Las madres solteras son una multitud de damas de hierro que van luchan contra todo obstáculo en solitario… El padre que abandona, que una forma de aborto emocional y ausencia física, es un pecado doloroso, su huella es prolongada y las consecuencias es mejor ni pensarlas.
La cereza del postre de la cultura del descarte paterno es el vacío legal… ¿Acaso no debería existir una ley de paternidad como existe una ley de maternidad? Puerto Rico es el último país de América en beneficios en la licencia de maternidad y en el caso de la paternidad no hay nada que decir. Estudios psicológicos y la lógica dictan que el rol del padre no es poca cosa en el proceso de embarazo, alumbramiento y crianza del bebé. Como justos pagan por pecadores, la paternidad responsable -cuyo patronato está cimentado fuertemente en San José- continuará siendo abatida por la cultura del descarte.
Enrique I. López López
Twitter: @Enrique_LopezEV