Corregir al que se equivoca y dar consejo al que lo necesita son dos obras de misericordia espirituales que si bien parecen similares también juegan un rol distinto.
Corregir al que se equivoca se refiere sobre todo al pecado. De hecho, otra manera de formular esta obra es corregir al pecador. Así lo explicó Fray Ramón “Monchy” Negrón, párroco del Santuario Protomártires de la Inmaculada Concepción en Aguada.
Afirmó que: “La corrección fraterna es explicada por el mismo Jesús en el Evangelio de San Mateo: ‘Si tu hermano peca, vete a hablar a solas antes de reprochárselo’ (19, 15-17). Desde esa perspectiva corregir al hermano a veces nos cuesta. Cuando uno se da cuenta de que un hermano está en un error o un pecado, uno debe corregirle desde Dios, desde el Evangelio, desde la persona de Jesús, porque precisamente para eso estamos los cristianos. Para poder salvar al hermano, poder darle luz en su vida”.
A su vez advirtió que en ocasiones la proyección de la sociedad en sus medios es “como si todo estuviera permitido, como si todo pudiera ser, cuando en la realidad hay algunos aspectos que van en detrimento en el plan de Dios. Y ahí es cuando uno tiene o ha de intervenir en corregir al hermano”.
De otro lado, dar buen consejo al que lo necesita, además de ser una obra de misericordia, “es uno de los dones del Espíritu Santo, por ello quien pretenda dar un buen consejo debe primeramente estar en
sintonía con Dios ya que no se trata de dar opiniones personales sino de aconsejar bien al necesitado de guía”.
Aseveró que hay mucha gente desorientada y que a veces las personas no se atreven a decir algo por temor a faltar el respeto, pero el cristiano sabe que el Señor le ha dado la base para dar un buen consejo, que siempre va a ser la persona de Jesucristo. “Su mensaje, su palabra y desde Él, cómo puede ayudar a los otros a orientar su vida. Siempre que uno va a hablar, va a aconsejarse; siempre que va a iluminar a otro debe basarse no tanto en los criterios personales que son importantes sino en la palabra y en el mensaje de Cristo”, aconsejó.
El párroco de la también conocida Ermita del Espinar, enfatizó que: “La vida de la gracia, la vida en presencia del Señor lleva a vivir en unos valores y en una realidad que sea acorde con ese mensaje de Dios. Por tanto, siempre que podamos acercarnos a un hermano tratemos de animarlo con el buen consejo, con la sabiduría, constituyéndole al Espíritu Santo ese don de consejo para uno poder animarlo en su vida de fe”.
“En ocasiones ese proceso conllevará corrección, pues hagámoslo también sin miedo porque siempre que uno pueda ser causa de bendición y de salvación para el hermano es una gracia que Dios nos da para hacer. Si uno lo hace con humildad y con sencillez creo que efectivamente va a traer resultados buenos”, puntualizó.