Con este lema se ha dado inicio al camino cuaresmal en nuestra Diócesis de Caguas. Un contemplar nuestra realidad desde donde estamos y una búsqueda del camino para llegar a la Pascua de Resurrección. Este año muchas realidades han marcado nuestro ser comunidad. Se nos ha brindado la oportunidad para un nuevo despertar del corazón cristiano y criollo. Buscar el “levantar” nuestra identidad cristiana.
El movimiento es signo de vida esperanzada que se nutre de corazones comprometidos en el Amor. Nuestras comunidades han comenzado este peregrinar cuaresmal con la fuerza de quien se sabe perdonado y llamado a una experiencia profunda e íntima con Jesús en el desierto. Sin perder de perspectiva la “novedad cristiana” nos aferramos al amor misericordioso de Jesús que no pasa de moda. Durante el tiempo de Cuaresma redescubrirnos que en Él nos movemos. Se nos invita a “Contemplar y abrazar desde la cruz y la tumba vacía, al que ofrece su vida y su muerte por la humanidad,” expresó Padre Jorge Cardona, vicario de Pastoral de la Diócesis.
El llamado realizado desde el comienzo de la Cuaresma es a vivir la penitencia desde la alegría, la fraternidad, solidaridad, la identidad puertorriqueña y la misericordia. Han sido días intensos los que se han compartido y muchos los encuentros comunitarios que reflejan un deseo profundo de nuestro pueblo de abrazar a Jesús.
En un diálogo con Javier Yahir Ortiz, un joven de la comunidad, dijo que la Cuaresma es como “un tiempo de meditación, tranquilidad; un tiempo de estar más unidos. Crear un vínculo profundo con Dios, la familia, las amistades y la comunidad. Tener largas conversaciones, profundas amistades y espacios de confraternización. Un corazón rejuvenecido y centrado en el verdadero valor cristiano hará de este caminar una opción radical por la comunión. Las comunidades que han encontrado este valor han descubierto un tesoro invaluable, han encontrado el abrazo de Jesús. Sentir una gran emoción, sentirse más cerca de Él. Dejarse interrogar por Jesús. Llegar a la confianza para poder dialogar con él personalmente. Esto sería dejarme abrazar por Jesús”.
Desde el corazón joven del cristiano se profundiza en la fraternidad. Buscar valores transcendentes que mueven al ser humano a hacer una opción por el Evangelio. Es un caminar en una experiencia fundante que elabora estructuras de vida y comunión. Hacerse presente en la alegría cuaresmal es renunciar a la frialdad de nuestros corazones. Un camino de esperanza que nos alumbra desde el interior de la semilla de la Palabra que ha sido colocada desde el amor y entrega de Jesucristo.
Esta Cuaresma, desde el lema que la acompaña, es para nuestra Diócesis una motivación para compartir la alegría del encuentro. Dejarnos motivar por un amor distinto. De manera muy interesante comenzamos este tiempo el día dedicado a la amistad y el amor. Hay que moverse de esa invitación a contemplar el Amor por excelencia en la entrega desinteresada de Jesús en la cruz. Somos cristianos que nos alegra la Pascua y vivimos con intensidad de espíritu el dejarnos sorprender por Dios. La Diócesis ha hecho una opción por la comunión en el camino misionero. De manera profunda en estos días que hay un resurgir de las comunidades parroquiales. No abandones el camino que conduce a la Pascua de Resurrección.
P. José Ramón Figueroa Sáez
Coordinador Comisión diocesana de comunicaciones