Con un ambiente de solemnidad y unión, el pasado 5 y 6 de noviembre comenzó la celebración por los 500 años de la Catedral Metropolitana de San Juan Bautista y Parroquia Nuestra Señora de los Remedios en el templo sede de la Arquidiócesis. 

El Rezo de Vísperas Solemnes fue la actividad que marcó el inicio de la festividad. A este rezo se unió Mons. Ángel Luis Ríos Matos, obispo de Mayagüez y Mons. Luis Francisco Miranda, obispo de Fajardo-Humacao y Mons. Alberto Figueroa Morales, Obispo Auxiliar de San Juan, al igual que miembros del clero y laicos. 

Luego de la lectura de la Palabra, Monseñor Alberto tomó la palabra para realizar una prédica sobre lo leído en el texto bíblico y sobre la celebración del V Centenario de la Catedral. Comenzó recordando que la catedral se encuentra cumpliendo 500 años de evangelización y culto a Dios de manera ininterrumpida desde 1521. Además, recordó al pueblo de Dios allí presente y a los que sintonizaban por las plataformas digitales que dicha catedral fue el hogar que recibió al primer sucesor de los apóstoles que llegó al continente americano: Alonso Manso. 

Por otro lado, el señor obispo expresó que “el culto interior es más importante que el exterior, (y que) la gente es más importante que el templo y el culto. […] El descuido de estos principios reduce al templo y al culto en algo vano y hasta peligroso”. Asimismo, hizo énfasis en que es debemos restaurar, renovar y edificar el templo como agradecimiento a los antepasados y como herencia para las generaciones futuras, pero que también es esencial cuidar el templo no edificado, “levantar las paredes de la iglesia que es cuerpo de Cristo”. Mencionó además que esto es a lo que nos invita el Papa Francisco con el Sínodo que recién ha comenzado: “a ser una iglesia de puertas siempre abiertas, inquieta y andariega, serena y adoradora, misionera en las calles y periferias”. Sobre esto quiso enfatizar en el significado de “sínodo”, que debemos caminar juntos “no solo como miembros de la iglesia”, sino como miembros de la humanidad. 

Antes de culminar el Rezo de Vísperas, en una carta firmada por el Obispo Auxiliar de San Juan, se leyó el Decreto de Indulgencias para el Año Jubilar por la celebración arquidiocesana. En la misiva se informó al pueblo de Dios que se estará concediendo “indulgencia plenaria y otras gracias especiales durante el jubileo convocado […] con motivo de los quinientos años del inicio de construcción de la Santa Iglesia Catedral Metropolitana”. Este jubileo comenzó el pasado 5 de noviembre de 2021 y se extenderá hasta el 19 de noviembre de 2022, día en que se celebra la Solemnidad de Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia, patrona de la isla. 

Para obtener dicha indulgencia plenaria, los fieles deberán asistir durante este tiempo a la Catedral Metropolitana, recibir la bendición apostólica, haberse confesado, haber recibido la Sagrada Eucaristía y unirse en oración a las intenciones del Sumo Pontífice, el Papa Francisco. Según explica la Penitenciaría Apostólica: “Las indulgencias siempre son aplicables a sí mismos o a las almas de los difuntos, pero no son aplicables a otras personas vivas en la tierra”. Es decir, que no son transferibles. Finalmente, el arzobispo agradeció a los presentes en el primer día por su compromiso y amor por la catedral de todos los puertorriqueños. 

 Al día siguiente se llevó a cabo la Santa Misa del V Centenario de la Catedral, presidida por Mons. Rubén González Medina, Arzobispo Metropolitano de San Juan. A esta celebración eucarística se unieron los seis obispos que componen la Conferencia Episcopal Puertorriqueña (CEP), el Obispo Auxiliar de San Juan y fieles católicos de diferentes partes de la isla. En la homilía, el señor arzobispo se expresó con total gratitud y alegría por la celebración y la compañía de los seis obispos de la isla. Monseñor Roberto comenzó haciendo memoria histórica de la catedral, siendo ésta un símbolo de unidad y de amor de Dios. “Somos los materiales de construcción de la iglesia. Cada cual es una piedra viva. Dios quiere que construyamos su reino de justicia, paz y verdad aquí en la Tierra, como en el cielo”. La catedral es “un santuario de su amor, un templo donde el Altísimo viene para encontrarse con sus hijos e hijas”, expresó el arzobispo. 

Queriendo recordar un suceso triste y lamentable que formó parte de la historia de la catedral, mencionó que la misma fue construida por esclavos procedentes de África. “Hoy podemos rectificar esta injusticia trabajando para que se elimine todo vestigio de racismo en nuestra cultura puertorriqueña. Por eso, quisiera reiterar mi petición de perdón que hiciera en esta catedral hace 22 años por aquellas acciones contrarias al Evangelio. No podemos tener una verdadera celebración por los 500 años de la Catedral sin pedir perdón nuevamente por esta acción tan injusta y sin comprometernos a respetar y promover la dignidad de cada ser humano, desde el momento de su concepción hasta su muerte natural. Todos somos hermanos y hermanas.” 

De igual forma, en su predicación, Monseñor hizo un llamado a jóvenes, niños y adultos a visitar la catedral para orar y escuchar la palabra de Dios: “pueden venir a encontrarse personalmente con Jesucristo ‘de tú a tú’”. Además, invitó también al pueblo a visitarla para apreciar su belleza e historia que allí se guarda, pues en la catedral se encuentran los restos de Juan Ponce de León, primer gobernador de Puerto Rico; Alonso Manso, primer obispo; próceres y padres de la patria puertorriqueña; Juan Alejo de Arizmendi, primer obispo puertorriqueño; entre otros personajes ilustres de la iglesia puertorriqueña y del país. 

Antes de culminar la celebración, Padre Obispo Rubén, Presidente de la Conferencia Episcopal se dirigió al pueblo puertorriqueño de manera alegre para recordar que debemos ser “una iglesia profeta, audaz, valiente, defensora de los valores, de la dignidad de las personas y de la vida”. Asimismo, animó al Arzobispo de San Juan a continuar su labor como pastor de la Arquidiócesis y confirmó el deseo y el compromiso por ser una iglesia unida que refleje “una fe transmitida y celebrada en los pequeños gestos de cada día”. 

Por último, como iglesia unida, rezaron la oración para el año jubilar de los 500 años de construcción de la Catedra Metropolitana de San Juan y recibieron la bendición apostólica por parte de Monseñor Roberto González Nieves. 

La Catedral Metropolitana es la Iglesia Madre de la Arquidiócesis de San Juan, que también acoge a toda la nación puertorriqueña. El templo que está ubicado en la Calle del Cristo en Viejo San Juan se comenzó a construir en 1521 bajo la supervisión del gobierno español. La Catedral de San Juan Bautista es la segunda catedral más antigua del continente americano, precedida por la Catedral Basílica Metropolitana de Nuestra Señora Santa María de la Encarnación de Santo Domingo, en la República Dominicana construida entre 1510 y 1540. 

Jorge L. Rodríguez Guzmán 

j.rodriguez@elvisitantepr.com 

Twitter: @jrodriguezev

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