El Pueblo de Dios que peregrina en la Diócesis de Ponce:
El 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, se abrirá el Año Santo de la Misericordia convocado por el Papa Francisco. Este Jubileo se nos presenta como un tiempo de gracia en el que “de un modo mucho más intenso tendremos la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre”, (MV 3).
Hemos sido invitados a vivir este Año Jubilar a la luz de la palabra del Señor: “Misericordiosos como el Padre… ser misericordiosos, como el Padre nuestro es misericordioso” (Lc. 6, 36). Con esta misma invitación Jesús inicia la presentación programática de la instauración de su Reino con el sermón sobre las bienaventuranzas.
En el mismo declara dichosos, felices, a los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia. La Iglesia, como Cuerpo Místico de Cristo y prolongadora de su misión, está llamada a anunciar y testimoniar este camino de dicha: ser misericordiosos para alcanzar misericordia.
De ahí que cobren vida las palabras de San Juan Pablo II para la celebración de este año jubilar: “La Iglesia vive una vida auténtica, cuando profesa y proclama la misericordia -el atributo más estupendo del Creador y del Redentor- y cuando acerca a los hombres a la fuente de la misericordia del Salvador, de la que es depositaria y dispensadora”, (Juan Pablo II, Carta Enc. Dives in misericordia 13).
En la Eucaristía, sacramento del amor hasta el extremo, y en el Sacerdocio Ministerial, prolongador de la acción salvadora de Jesús, la Iglesia nos adentra en las fuentes de la misericordia del Padre. Por la elección gratuita, más allá de sus méritos, el sacerdote experimenta la inmensa misericordia del Padre que llama a los que quiere por amor. En el ejercicio fiel y entregado del ministerio sagrado, el sacerdote acerca a los hombres a la fuente de la misericordia del Salvador.
Cómo no agradecer la fidelidad y entrega de tantos sacerdotes que han hecho de las obras de misericordia la fuente de un ministerio bienaventurado. Cómo no ver la acción misericordiosa de Dios en el sacerdote que ha encontrado la razón de ser de su vida en dar de comer al hambriento, en vestir al desnudo, asistir al enfermo, visitar al preso y en enterrar a los muertos. Cómo olvidar al sacerdote que nos ha permitido ver el rostro misericordioso del Padre aconsejándonos en la necesidad, enseñando en nuestra ignorancia, corrigiendo nuestro error, consolando nuestra tristeza y perdonando nuestro pecado. Cómo no hacer memoria de fe agradecida por tantos y tantos sacerdotes que han pasado por nuestra vida dando su propia vida como ofrenda misericordiosa a Dios y a la Iglesia.
El Año de la Misericordia es una oportunidad para contemplar con acción de gracias el don del sacerdocio ministerial por el cual se anuncia y comunica la misericordia del Padre. En dicha contemplación debe tener un lugar privilegiado el Seminario como experiencia de fe donde se forman los futuros ministros de la misericordia divina.
Bajo el lema “Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia”, (Mt., 5,7) la diócesis de Ponce les invita a colaborar con espíritu misericordioso en la Colecta Anual por el Seminario Regina Cleri. La misma se llevará a cabo el sábado 5 y domingo 6 de diciembre de 2015 (II Domingo de Adviento) en las 43 parroquias de la diócesis de Ponce. Igualmente pueden hacer llegar su aportación al Seminario Regina Cleri, PO Box 32110, Ponce, PR 00732-2110.
El Seminario Regina Cleri de la diócesis de Ponce quiere agradecer la misericordia hecha oración, colaboración y testimonio que tantos sacerdotes, consagrados y laicos ofrecen por el proyecto de formación de nuestros futuros sacerdotes. Nos comprometemos a una apertura dócil a la acción misericordiosa de Dios para formar sacerdotes bienaventurados con el mismo corazón misericordioso de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote.
Mons. Elías S. Morales Rodríguez
Rector