Hace ya algunos años muchos niños dejaron de pedir bicicletas como regalo de cumpleaños o de Navidad. Quizás hoy día no es muy común verlos en bici por el vecindario. Sin embargo, en los últimos años la cultura del ciclismo de adultos se ha visto en aumento y cada vez son más los que se unen a este deporte. Algunos como método de transporte, otros para ejercitarse y los demás simplemente para alejar su mente de las labores y el ajetreo de la semana. El Visitante dialogó sobre este tema con el Sr. Edgardo “Yingo” Bayó Vega, residente de Trujillo Alto y servidor de Cursillos de Cristiandad en la Arquidiócesis de San Juan quien ha practicado el ciclismo por más de 15 años.
“La orden del día era tener una bicicleta. Con eso uno se movía para todos sitios. Yo vengo de esa generación de correr mucha bicicleta”, comentó Yingo para dejar claro que su generación siempre tuvo al menos una bicicleta cuando niños. Ahora de adulto sale a rodar en su bicicleta por motivos de salud, distracción y diversión, no como algo competitivo. “Es una válvula de escape para hacer ejercicio y distraerme”. En la semana, aprovecha en las tardes para salir en la bicicleta luego del trabajo con amigos que ha ido haciendo tanto del deporte como en la fe. A través de los años ha tenido la oportunidad de organizar diversos grupos con los que comparte varias horas y millas en la carretera. Compañeros de trabajo, amigos, familiares y hasta hermanos cursillistas le acompañan en sus dos pasiones: el servicio y el ciclismo.
Llevar a Cristo a todos lados
Hace 29 años Edgardo tuvo un encuentro con Jesucristo en Cursillos de Cristiandad. “Lo primero que yo aprendí en cursillo fue a vivir la fe y la gracia de una manera compartida. Eso que recibimos, compartirlo”. Con una óptica diferente a partir de esa experiencia con Jesús, Bayó entendió que era necesario llevarla a todos sus ambientes: familia, trabajo y actividades extracurriculares. “El ciclismo es un terreno fértil” –afirmó Edgardo– para llevar la alegría del Señor que ha resucitado. El ciclismo ha sido uno de los medios que Dios ha tomado para ir al encuentro con sus hijos. Yingo ha podido ver cómo amigos y compañeros del deporte han descubierto que en Cristo hay también una mejor aventura y que ambas se pueden combinar. Aunque no en todos los grupos con los que corre hay personas católicas, él siempre toma la iniciativa de comenzar el recorrido con una oración para encomendar el ejercicio siempre a Dios.
Hermanos cursillistas se han unido también a rodar por carretera. Han podido compartir las vías de rodaje en actividades familiares, causas benéficas, rodadas amistosas, entre otras. Siempre ha imperado la alegría y el respeto en cada grupo, y procura que siempre sea así en cada una de las salidas, “estableciendo –también– un ambiente de cordialidad y hermandad” entre los integrantes. “No es un ambiente competitivo. Cuando muestras a Jesucristo en el deporte, la gente le coge cariño al deporte y a Jesucristo”. Una de sus metas: “Acercar más almas al Señor”, al igual que unir más ciclistas a las rodadas. “Y en esos ambientes, tirar las redes, que para eso estamos llamados”, añadió. Por último, invitó a personas interesadas en organizar algún grupo de ciclistas –católicos o no– a comunicarse con él al (787) 405-7316. “De seguro vamos a pasarla bien”, afirmó Yingo. Para información sobre Cursillos de Cristiandad: www.cursillospr.com.
Jorge L. Rodríguez Guzmán
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