En la lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles que estamos realizado en estos días, hubo una frase que me impacto grandemente: “La ciudad se llenó de alegría”. Esta frase me hizo reflexionar y buscar la clave del porqué de esta alegría. La respuesta la encontré en un comentario que hiciera de ella el Papa emérito Benedicto XVI; en el año 2012 al rezar el Regina Caeli (29-05-2011) que comparto con ustedes.
“En el libro de los Hechos de los Apóstoles se narra que, tras una primera violenta persecución, la comunidad cristiana de Jerusalén, a excepción de los Apóstoles, se dispersó en las regiones circundantes y Felipe, uno de los diáconos, llegó a una ciudad de Samaría. Allí predicó a Cristo resucitado y numerosas curaciones acompañaron su anuncio, de forma que la conclusión del episodio es muy significativa: «La ciudad se llenó de alegría» (Hch 8, 8).
Cada vez nos impresiona esta expresión, que esencialmente nos comunica un sentido de esperanza; como si dijera: ¡es posible! Es posible que la humanidad conozca la verdadera alegría, porque donde llega el Evangelio, florece la vida; como un terreno árido que, regado por la lluvia, inmediatamente reverdece. …..
«La ciudad se llenó de alegría». Leyendo este pasaje, espontáneamente se piensa en la fuerza sanadora del Evangelio, que a lo largo de los siglos ha «regado», como río benéfico, a tantas poblaciones. Algunos grandes santos y santas han llevado esperanza y paz a ciudades enteras….Mientras los poderosos de este mundo buscaban conquistar nuevos territorios por intereses políticos y económicos, los mensajeros de Cristo iban por todas partes con el objetivo de llevar a Cristo a los hombres y a los hombres a Cristo, sabiendo que sólo él puede dar la verdadera libertad y la vida eterna.
También hoy la vocación de la Iglesia es la evangelización: tanto de las poblaciones que todavía no han sido «regadas» por el agua viva del Evangelio; como de aquellas que, aun teniendo antiguas raíces cristianas, necesitan vida nueva para dar nuevos frutos, y redescubrir la belleza y la alegría de la fe”.
¿Te animas a formar parte de los equipos de evangelización que trabajar y luchan para que nuestras ciudades se llenen de la alegría que brota del corazón del resucitado? ¡Animo!
Padre Obispo Rubén González
Obispo de Ponce