La plaza de Cayey se convirtió en un recinto sacro que albergó un pueblo en acción de gracias a Dios por la fundación de la hermosa ciudad del torito el 17 de agosto, a partir de las 6:00 p.m. La Misa a cielo abierto fue presidida por Mons. Eusebio Ramos, Obispo y pastor de la Diócesis de Caguas, y concelebrada por Padre Feliciano Rodríguez, párroco de Ntra. Sra. de la Asunción de Cayey, y demás sacerdotes, junto a diáconos y el pueblo. Un momento de sensibilidad histórica, previo a la fiesta eucarística, fue cuando se depositó una ofrenda floral, de manos de jóvenes representante de cada uno de los 22 barrios cayeyanos, en el paseo en honor a los fundadores del pueblo que se encuentra en los predios de la plaza.
“Hoy, esta Eucaristía, es una acción de gracias por 250 años como pueblo de Dios. Hagamos de esta Eucaristía un encuentro vivo con Jesús y llevar vida a todos los rincones de Cayey”, dijo Mons. Eusebio con sencillez y cercanía al inicio de la fiesta.
El Evangelio proclamado señaló el magníficat. Desde la concha acústica, que para la ocasión se convirtió en el presbiterio, el prelado criollo combinó la explicación de los textos bíblicos proclamados con puntos claves de la realidad pastoral y social actual. Les recordó con ánimo catequético y corazón de pastor que Cayey tiene profundas huellas cristianas y marianas. Claro que la imagen de la Virgen de la Asunción, patrona de Cayey, se encontraba junto al altar frente a su pueblo.
“Por eso, en esta celebración de los 250 años, invocamos a la Virgen María como madre y patrona nuestra. […] Y le pedimos que nos llene de alegría, fe y esperanza cuando nuestro pueblo y país afronta retos históricos y desafiantes ante la dura realidad que vivimos”, dijo el Obispo Eusebio. Además, urgió a hacer memoria histórica y continuar el legado de tantos cayeyanos que entregaron sus vidas.
Cabe resaltar la presencia de Ángel Luis “Luisito” Santos -a quien se le dedicó la fiesta patronal parroquial de la Asunción-, del Hon. Rolando Ortiz, Alcalde de Cayey, y demás autoridades civiles. No pudo faltar el himno a la patrona antes de finalizar la misa. Además, el alcalde entregó la llave de la ciudad de Cayey al Obispo Eusebio. ¡Que viva Cayey! ¡Que viva la Virgen de la Asunción!
Enrique I. López López
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