Como signo de unidad y de Iglesia, el pasado viernes, 22 de abril cientos de fieles jayuyanos y sacerdotes, junto a Mons. Rubén González Medina, CMF, Obispo de Ponce, Mons. Eusebio Ramos Morales, Obispo de Caguas, y Mons. Álvaro Corrada del Río, SJ, Administrador Apostólico de Arecibo, se dieron cita en la Parroquia Nuestra Señora de la Monserrate de Jayuya para dar gracias a Dios por el vigésimo aniversario de episcopado de Mons. Félix Lázaro Martínez, Sch.P., Obispo Emérito de la Diócesis de Ponce.
“Misericordias Domini in aeternum cantabo, cantaré eternamente las misericordias del Señor”. Fueron las primeras palabras de agradecimiento del Obispo natural de Logroño, España, e hijo predilecto de esta isla caribeña por los pasados 52 años. Haciéndose eco de las palabras de San Pablo, señaló que “Dios que es rico en misericordia y tiene un inmenso amor, por pura misericordia, le escogió para ser sacerdote del Señor”. Lo que siempre ha considerado una gracia extraordinaria y algo muy por encima de lo que la imaginación puede alcanzar. Ese día recordaba cómo hace veinte años atrás, un 25 de abril, fiesta del evangelista San Marcos del año 2002, fue consagrado Obispo, poniendo bajo la mirada y protección de la Madre de Dios, la Santísima Virgen María esa nueva etapa de vida. Lo que renovaba en esta ocasión, con la confianza de un hijo. Consciente de la exigencia de dar ejemplo de donación total a la causa del Evangelio, asumió como norte de pastoral el servicio, el diálogo, la misericordia.
En sus palabras de felicitación, Padre Obispo Rubén González expresó que “Monseñor Lázaro durante todo su ministerio ha anunciado con fuerza y valentía en medio del pueblo de Dios, que Cristo vive y nos quiere vivos. Y un Cristo misericordioso… por eso le llamamos el Obispo de la Misericordia. (…) Transmite no simplemente conocimientos, sino la sabiduría que brota de un hombre que conoce el corazón de Jesucristo en profundidad. Arraigado en Jesucristo, ha anunciado audazmente ese Evangelio de la esperanza, de la salvación y de la misericordia. No sin razón las 3 palabras que tiene en su escudo Episcopal resumen su vocación: Verdad, Justicia y Bondad…”. Agradeció a Monseñor Lázaro porque ha sido entre nosotros, un testigo de esas palabras. Y concluyó: “Gracias monseñor por tu testimonio, gracias por enseñarnos en ese estilo sencillo, siguiendo los pasos de San José de Calasanz que la verdad, la justicia y la bondad se siembran desde la misericordia”.
El Obispo Lázaro agradeció a todos su presencia y apoyo en sus 61 años de sacerdocio y 20 de episcopado, al manifestar con emoción: “Es tanto lo que tengo que agradecer al Señor, que no ceso de repetir una y otra vez: demos gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. No es cosa fácil ser apóstol de Jesucristo en el mundo de hoy en que vivimos. La Iglesia no tiene buena prensa. Pero con San Pablo puedo decir: “sé de quién me he fiado”, de Cristo Jesús”.


Naida Costa Marcucci
Para El Visitante

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