Desde el Aniversario 525 de la primera Eucaristía en América celebrada en La Isabela, Puerto Plata, de la hermana República Dominicana el pasado 5 de enero, Mons. Gregorio Cardenal Rosa Chávez, Obispo auxiliar de San Salvador (El Salvador) y quien presidió las mencionadas celebraciones como enviado del Papa Francisco, conversó con El Visitante sobre el tema de la misión que es “corazón de la Iglesia” y la conversión -pastoral y personal- que exige el espíritu misionero.
“Este es el gran reto de la pastoral programática de la Iglesia. Hay que repensarlo y convertirlo todo, todos los entornos y realidades, para que sea realmente una Iglesia trasparente, signo del reino de Dios. Esto es una lucha que supone una verdadera humildad y una valentía que solo viene de Jesucristo”, sostuvo el primer Cardenal salvadoreño refiriéndose a la conversión pastoral y personal. Estos, como mencionó, son requisitos para emprender la misión que Papa Francisco y la Iglesia piden en la actualidad.
A la interrogante de si las conferencias episcopales de Centroamérica declararán Años Extraordinarios para la misión en consonancia con la llamada que hiciera el Romano Pontífice con el Mes Misionero Extraordinario en octubre 2019, el prelado no quiso detallar el caso de otras conferencias, pero en el caso de El Salvador, los Obispos se reunirán en los días siguientes para tratar el tema y “ya veremos dentro de poco”.
Hay que subrayar que la Conferencia Episcopal Puertorriqueña al proclamar un Año Extraordinario para la Misión desde la fiesta del Bautismo del Señor, el pasado domingo, hasta el Domingo Mundial de las Misiones (Domund) en octubre 2019 hizo una primera llamada a la Conversión Pastoral y Personal como un momento para “VER nuestra realidad personal, comunitaria y eclesial, y revisar nuestro compromiso bautismal avivando en cada uno de los fieles de este pueblo de Dios que peregrina en Puerto Rico” (Decreto del Año Extraordinario para la Misión, 5).
De otro lado, como en otras instancias ha mencionado, Rosa Chávez aceptó que le sorprendió su nombramiento como Cardenal en junio de 2017 porque en ese momento se encontraba listo para presentar su renuncia al Papa Francisco por su edad (estaba a dos meses de cumplir 75 años) y se describe como “el menor de mis hermanos Obispos salvadoreños”. Desde el 1982 es Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de San Salvador y ha sido uno de los principales promotores de la causa de San Óscar Romero, martirizado por la fe en 1980, beatificado en 2015 y canonizado en 2018.
A su vez, aprovechó la ocasión para enviar una bendición a todos los puertorriqueños desde suelo dominicano.
EILL