Cada vez que se sufre es un recuerdo de que todos somos vulnerables y eso acerca unos a otros. Así describe el Cardenal Blase Cupich, Arzobispo Metropolitano de Chicago y Canciller de Catholic Extension Society, la oportunidad que crea la vulnerabilidad. Esa oportunidad lo llena de esperanza porque acto seguido está la acción de la caridad de otros a ayudar a desvanecer esa situación de sufrimiento. Aunque, algunos se sientan seguros, “nos debemos dar cuenta que todos podemos ser vulnerables” y aclaró que esto debe unir con fuerza a la comunidad para resolver el problema.
“El punto es que nadie debería sentirse vulnerable. Pero cuando se da el caso, cuando alguien está herido, es responsabilidad de todos asistir”, recalcó el Cardenal Blase.
El purpurado estuvo de visita en las seis Diócesis de Puerto Rico del 24 al 28 de octubre, para continuar con su labor como emisario de la esperanza y asistir en los procesos de recuperación que aún no han culminado por el devastador paso de los huracanes Irma y María en el 2017. También, expresó sentirse esperanzado al saber que la Iglesia que peregrina en suelo boricua labora por el bienestar de los que sufren.
Alegres en la adversidad
“Hay un espíritu de resiliencia que la gente aún está de pie luchando con ánimo ante las pruebas que se les presentan. Me hace pensar en mí, en las pruebas que he tenido que enfrentar, no son nada en comparación con los retos de algunas personas que han tenido que enfrentar aquí”, indicó en Cardenal Cupich, aludiendo a los que aún luchan por la reconstrucción de colegios, hogares y otras estructuras desde los ciclones del 2017.
El Cardenal, quien urgió a las autoridades civiles a acelerar los procesos, elogió el tesón, la lucha y paciencia de los que aún esperan por ayuda: “Si ellos han estado alegres a pesar de la adversidad, -recalcó el Cardenal- pienso que yo puedo estás alegre también en medio de la prueba”.
Fue el Papa Francisco quien encomendó al Cardenal Blase ser mensajero de esperanza y visitar las seis Diócesis de Puerto Rico realizada del 3 al 6 de diciembre de 2017, justo al inicio del Adviento. Misión que, como queda claro, aún no termina.
Con buen humor y cercanía, el prelado de la “Ciudad de los Vientos” aceptó que en su paso por Borinquen quedó cautivado por la gastronomía boricua, que aumentó unas libritas y que tendrá ser más estricto con su dieta en los próximos días.
Labor de Catholic Extension continuará
Aprovechó la ocasión para reafirmar el compromiso de Catholic Extension Society con las Diócesis de Puerto Rico, con ayuda y consultoría en este proceso de recuperación. “Continuaremos. Las Diócesis necesitan ayuda para seminaristas, para programas de ayudas, evangelización y otros. Los donantes continuaran ayudando”, dijo el Cardenal Blase. Sobre la causa reconstrucción de Puerto Rico dijo es “algo extraordinario y todos tienen que ayudar” aludiendo directamente al gobierno, sus agencias relacionadas para esto como FEMA y la sociedad.
La organización tiene una historia de un siglo de presencia en la colaboración con Puerto Rico con la entrega de más de $100 millones en ayudas para la Iglesia y los pobres en tiempos de desastres.
Sinodalidad son acciones no palabras
Por otro lado, este semanario aprovechó la ocasión para pedirle una clave al Cardenal sobre la vivencia del Sínodo convocado para la Iglesia Universal. “No se trata de palabras o términos. Se trata de cómo vamos a caminar juntos y apoyar al otro en sus tropiezos. Al mismo tiempo, encontrar que caminar juntos se trata de nosotros”, precisó.
Uso de ejemplo que en su visita a una escuela un coro de niños cantó una canción sobre el Sínodo y cómo se involucran en la misión. Y en ese momento el Cardenal tuvo unas palabras de aliento y apoyo al Obispo Luis Miranda, de la Diócesis de Fajardo-Humacao. Explicó se trata de “caminar juntos”, pero con estos, con apoyo y con acción.
Finalmente, concluyó que sobre esperanza y acción los boricuas pueden dar cátedra: “Creo que los puertorriqueños tienen mucho que enseñarnos a nosotros sobre la esperanza, sobre la capacidad de levantarse de las cenizas de la destrucción y movernos adelante”.
Enrique I. López López