Los seres humanos por lo regular, descansan en las costumbres y rutinas. Esto los hace sentir seguros, cómodos y a salvo, aunque no necesariamente sea para bien. ¡Despierte, está llamado a renovar y transformar!
La comodidad en el servicio
Como servidores, muchas veces se busca “cumplir con la parte que le corresponde a cada uno”, de la forma más fácil posible. Esto no significa que haya ausencia de esfuerzo, empeño, pasión y dedicación, sino que se asumen dócilmente los estilos y estrategias existentes, sin ocuparse de verificar la vigencia y efectividad de estos. Simplemente se deja llevar sin indagar, estudiar, investigar ni comprobar si las necesidades de la población o área atendida continúan siendo las mismas o han cambiado.
La prevalencia del miedo sobre la conciencia
Iniciar un servicio o misión e incluso integrarse a un movimiento o ministerio, hace arder el corazón de deseos por entregar todo cuanto se tiene en favor de los demás. Los mueve la Palabra, el ejemplo de Jesús, las ansias de llevar vida y expresar el amor por lo demás. Sin embargo, en el proceso, además de involucrase de forma más profunda y afianzar el compromiso, se va haciendo conciencia de aquello que se puede mejorar. Y es que cuando se acepta el llamado, se hace con la plena disposición de dejarse usar por el Señor. Esto implica ser valiente, no se puede permitir que el miedo a disentir prevalezca sobre la responsabilidad de abonar. Se ha de expresar con respeto y caridad, aquello que se entiende que es importante atender o renovar. De esta forma se ayudará al equipo del que se forma parte a entrar en procesos de diálogo y reflexión, buscando en conjunto el mejor camino
Escuchar, obedecer, aceptar, dejarse guiar
Todos en alguna u otra ocasión han escuchado el cuento de aquel hombre que había naufragado y luego de haber pedido a Dios que lo salvara, rechazó consistentemente los remedios que Él le envió. ¿Por qué? Ah, porque no aceptaba que esos remedios, eran la respuesta y acción de Dios, a su favor.
La Iglesia, sabia y dirigida por el Espíritu Santo, a través de concilios, cartas, congresos y otros esfuerzos, consistentemente habla. ¿Se está escuchando? Probablemente no, porque se está empeñado en continuar sirviendo según le parece a cada uno. Es por ello que quizás, se evita profundizar en la lectura y estudio de los documentos a la disposición. Se siente terror de la responsabilidad y labor que el cambio conlleva. Sentir miedo y resistirse no está mal, puesto que todos son seres humanos. Lo incorrecto es permanecer en ese temor y obstaculizar la obra que, a través de cada uno y de los ministerios, el Señor quiere lograr.
Abraza el cambio, confía en el Señor y déjate guiar
¿Cuántas veces ha tenido que detener un asunto ya casi listo y comenzar de nuevo? ¿En cuántas ocasiones se ha percatado de que las estrategias, métodos o enfoques no están dando los resultados esperados? Probablemente, muchas veces. ¡Sumérjase, déjese llevar! ¡Remar mar adentro incluye deshacerse de la costumbre, renovarse y dejarse transformar!
Si pertenece o lidera un movimiento, pastoral, ministerio, misión, grupo u otro esfuerzo conducente a impactar gente… es tiempo de cambiar perspectivas, paradigmas y rutinas. Su primera misión debe ser trabajar en equipo y descubrir qué es lo que el grupo focal realmente necesita. ¡Alégrese y no tenga miedo!
Dra. Sandra I. Cruz Martínez
Secretaria de la Comisión de Catequesis de la Diócesis de Caguas
(Información y comentarios: sandraivettecruz@gmail.com)