Llegado el tiempo de cuaresma, siempre nos preguntamos cómo podemos renovar el encuentro con Cristo a través de la penitencia y la oración. ¿De qué manera podemos dirigir nuestra atención al ayuno, la abstinencia y la oración? ¿Ayunar del chisme en vez de carne?
El ayuno, la abstinencia y la oración “son prácticas de piedad que transforman la vida y la sociedad como fruto de la revelación cristiana”, expresó a este semanario el Padre Orlando Lugo Pérez, de la Parroquia Santísimo Sacramento de Ponce. “La oración es el contacto con Dios.
Nadie puede hablar de Dios si no se dedica a la oración, y nadie puede ser santo si no ora”. Esta práctica, como sacrificio, siempre se ha realizado con ciertas comidas, como la carne, durante los días que el Derecho Canónico lo ordena: “Todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo” (Núm. 1251). La abstinencia es mandatorio para toda persona entre 14 y 59 años, y el ayuno “a todos los mayores de edad, hasta que hayan cumplido cincuenta y nueve años” (Núm. 1252). Esto puede ser modificado “por otras formas de penitencia, sobre todo por obras de caridad y prácticas de piedad” (Núm. 1253).
El ejercicio devocional del ayuno nos ayuda a controlar nuestros impulsos y pasiones, nos ayuda a redirigir nuestras fuerzas. El padre Orlando también mencionó que es bueno e importante que acompañemos el ayuno con la caridad. Es decir, “lo que me ahorre por ayunar de restaurantes, emplearlo – de esa forma –. El ayuno lo que crea en nosotros es disciplina y control de uno mismo”. Luego, nos encontramos con la limosna, que nos enseña a entregar por amor lo que hemos recibido de la misma forma. Porque el “amor no vive de forma aislada, sino que vive con la gente y para la gente”. Esta disciplina de la limosna nos enseña a dar de lo que tengo.
“Quien practica la oración, el ayuno, – la abstinencia – y la limosna se parece más a Dios, promueve su propia conversión, felicidad y santidad”, añadió el presbítero residente de Ponce.
La cuaresma es algo más que la estructura o las recomendaciones que nos ofrece la Iglesia. Se trata de actitud personal. El Padre Orlando planteó lo siguiente: “¿qué necesidad emocional, espiritual y física tengo yo? ¿Necesidad de sanación, paz, de – controlar – la ansiedad, de querer ver el futuro con esperanza…?” Es decir, cuando hacemos el ejercicio de buscar a Cristo y atender nuestra necesidad, participamos de los que la iglesia nos pide: la penitencia y la oración.
Asimismo, durante este tiempo se nos propone el ayuno. Pero ¿de qué vale no comer carne si nos comemos una langosta? Lo mismo con nuestros hermanos. Los atacamos con nuestros comentarios y acciones. Es necesario ir más allá de lo que nos invita la Iglesia. Por eso, el presbítero expresó que es preferible ayunar de acciones contrarias a la fe, como del chisme, en vez de no comer carne. “Porque de nada vale que dejes de comer carne, pero no ayunes del chisme”. Decía San Juan Crisóstomo: “¿De qué te sirve no comer carne si devoras a tu hermano?” Ayunar no necesariamente de algún alimento, sino de “todo lo que nos impida amar a Dios con sincero corazón: redes sociales, conversaciones – mal intencionadas –, programas de televisión, malos hábitos, de todo tipo de violencia, etc. Todo lo que me aparte de Cristo y de la Iglesia debe ser – motivo – de mi ayuno”, añadió Padre Orlando. Preguntémonos: ¿de qué manera nos transforma espiritualmente la penitencia en esta cuaresma? ¿Qué necesidad tengo que atender durante este tiempo de oración?
“Nadie que no quiera no saca espacios de oración. Todo es cuestión de actitud personal. Yo puedo tener muchas cosas que hacer y siempre encuentro el momento para orar, o no tengo nada que hacer, pero nunca saco tiempo. El tiempo para orar lo saca la persona, independientemente de sus acontecimientos”. Cuando una persona está segura de la necesidad de Dios para vivir en paz y santidad, “su vida completa se convierte en oración”.
Finalmente, el sacerdote de la Playa de Ponce animó a que para estos días cuaresmales las personas asistan de manera presencial a las celebraciones en el templo más cercano, no sin olvidarnos de que lo digital también puede ser de beneficio. Por esa razón, reconoció el esfuerzo de los miembros del clero y religiosos que han adaptado la misión a los medios digitales, siendo tan necesario e importante hoy día. La lectura de la Palabra, reflexiones, podcasts con temas catequéticos, homilías grabadas, entre otro tipo de contenido audiovisual que realizan en favor de la evangelización.
Jorge L. Rodríguez Guzmán
Twitter: jrodriguezev