Comienza Año del Catequistas
Damos comienzo a un año de la Catequesis en nuestra Arquidiócesis que se extenderá hasta la fiesta de Cristo Rey en noviembre de 2023; y el próximo 15 de enero estaremos celebrando la misa del Envío del Catequista en un lugar aún por determinar. Tan esencial para nuestra vida de iglesia que queremos dedicar un Año entero a reflexionar sobre la catequesis: su misión, su identidad, sus características, su lugar tan imprescindible en el corazón de la Iglesia.
Decía, recientemente, el Papa Francisco en un mensaje a los catequistas de Italia: “La catequesis es un espacio privilegiado para favorecer el encuentro personal con Él (Jesús)… No hay verdadera catequesis sin el testimonio de hombres y mujeres de carne y hueso. ¿Quién de nosotros no recuerda al menos a uno de sus catequistas? Yo lo recuerdo. Me acuerdo de la monja que me preparó para la primera comunión y me hizo tanto bien. Los primeros protagonistas de la catequesis son ellos, mensajeros del Evangelio, a menudo laicos, que entran en juego con generosidad para compartir la belleza de haber encontrado a Jesús. «¿Quién es el catequista? Es el que custodia y alimenta la memoria de Dios; la custodia en sí mismo y – es un memorioso de la historia de la salvación — y sabe despertarla en los demás… Es un cristiano que pone esta memoria al servicio del anuncio; no para exhibirse, no para hablar de sí mismo, sino para hablar de Dios, de su amor y su fidelidad»”, (Discurso del Santo Padre a los participantes en la reunión organizada por la oficina de catequesis de la Conferencia Episcopal Italiana, 30 de enero de 2021).
Deseo hacerme eco de esas palabras del Papa Francisco. Mi mamá era una catequista. Catequistas en sus hogares; recuerdo a tantas catequistas en las marquesinas, en las capillas.
El catequista es un profeta del adviento y de la Navidad. Ustedes realizan una de las más esenciales, fundamentales y loables tareas de la Iglesia: dar a conocer a Jesús, hacer eco de las enseñanzas de Jesús y de transmitir su evangelio y explicar la fe de la Iglesia a estas y próximas generaciones.
Nosotros aspiramos en la Arquidiócesis a una catequesis continuada, a una catequesis siempre presente, siempre en acompañamiento y acogida, una catequesis del encuentro y del anuncio, un anuncio a tiempo y destiempo, un anuncio siempre acogedor y compasivo. […]
Ustedes queridos catequistas continúan en nuestros tiempos la misión de ángel Gabriel, la de anunciar a Jesús, anunciar la salvación tan cercana como nos dice San Pablo. Como anunciadores de Dios recuerden que el mensaje principal de Jesús es el amor, un amor incansable, infinito, incondicional, un amor que se hace perdón, que se hace misericordia, que se hace prójimo, que se hace solidario, que llora con los que lloran y se alegra con los que se alegran.
En una cultura actual de tanta violencia, desencuentros y frialdad y noticias falsas, urge tanto ser anunciadores y anunciadoras del amor que todo lo puede y todo lo sana. Urge una catequesis continuada, urge la catequesis del buen samaritano que acoge, se compadece, se acerca al herido. En Puerto Rico tenemos tantos heridos que necesitan de la fe, del amor y del perdón. […]
(Nota: Fragmento de la homilía por el primer Domingo de Adviento e Inicia del Año del Catequista)
Mons. Roberto O. González Nieves, OFM
Arzobispo Metropolitano de San Juan