Tras el embate del huracán María y sus devastadoras consecuencias para la propiedad pública y privada, el manejo de las emociones se hace indispensable. La ansiedad aflora con fuerza para todos los puertorriqueños. Controlar la ansiedad es posible. Así lo dejó claro el Dr. Pedro Ortíz Torres, psicólogo clínico, al indicar que todo inicia con un pensamiento que lleva al siguiente como un efecto dominó. Primero se piensa en el desastre, luego “que esto no hay quien lo repare”, luego que “cada vez estamos peor” y esto sigue martillando. Pues, recomendó detener esta vorágine de pensamientos y ocupar la mente en otros menesteres.
Para el psicólogo clínico reconocer lo que aconteció es de suma importancia y será ese primer escalón para llegar a la calma. En ese sentido hay que asimilar y aceptar la realidad, aunque esta sea dura, complicada y hasta cruda, articuló. Parte de este primer escalón será la ventilación de los sentimientos y sí, se permite llorar. Sobre el llanto dijo Ortíz: “Claro, se llora. Hay que sacar todo ese dolor. El dolor compartido es más llevadero”. Sobre todo con el hombro de un familiar, un amigo o un consejero profesional.
“Hay que desahogarse de los niveles altos de ansiedad. Hay que hablar y luego entender lo que está ocurriendo”, sostuvo. Aunque advirtió que si se está sumergido en la ansiedad no se recomienda tomar decisiones, más bien hay que buscar ayuda y tener buena disposición para recibir ayuda; tener esa apertura necesaria para enfrentar el proceso. Recalcó que la palabra importante es la aceptación ante la determinada circunstancia porque la realidad no se puede cambiar por más que se desee. A esto añadió que el entorno natural cambió y algunos pudieran sufrir de desorientación.
Por otro lado, durante los momentos de catástrofe y de gran dificultad argumentó que a nivel emocional salen a flote “por un lado, el altruismo o por otro, el egoísmo; sale lo peor y lo mejor de cada uno”. Mientras, que desde el punto de vista de la fe, es una llamada especial de Dios a edificar un entorno solidario y de asistir al más vulnerable. Esto por un lado explica el trabajo solidario de la comunidad en asistir a sus vecinos y también explica porqué algunos han hecho fechorías en tiempos de tragedia. Por eso se hace indispensable que cada uno realice una reflexión y la auto evaluación de manera sincera y sosegada.
Luego de combatir por todos los medios la negación y lograr la aceptación de los hechos, se intenta por todos los medios posibles obviar la lluvia de pensamientos negativos. ¿Cómo se logra esto? Algunos consejos que ofreció el psicólogo son: ayudar al prójimo, ocupar la mente con algún trabajo, innovar en estos trabajos, ser creativo ante la nueva realidad, aprender alguna nueva práctica o con la lectura. Sobre este último punto se clarifica que adquirir más información sobre la circunstancia combate el miedo a lo desconocido y la ansiedad que esto puede generar. “El conocimiento empodera; hacer el bien también empodera”, dijo.
Del mismo modo, se pueden hacer ejercicios de respiración profunda, esto para “oxigenar el cerebro”. Pero sobre todo el Dr. Ortíz sostuvo que “hay que dejar el regateo con Dios, el ‘por qué estas cosas me pasan a mí’, la rabia y el coraje. Se escucha, se entiende y se actúa al ocupar la mente”. Ante la interrogante de la práctica de rezar y El Rosario, aceptó que va encaminada a generar la calma anhelada. A estos se suman el ejercicio y la buena alimentación. No obstante, en casos extremos es necesaria la ayuda profesional.
“La primera persona que puedes ayudar a cambiar poco a poco eres tú mismo”, concluyó.