El cuento se repite una y otra vez. Ya no son las típicas llamadas donde un extraño que posee información insta al “trueque” de no hacer daño a un familiar a cambio de un sobre tirado en tal sitio con al menos $500 de la ATH. Ahora las estafas se revisten de digitalización con correos electrónicos, robo de información, de identidad y mensajes por las redes sociales con perfiles dudosos, pero con intenciones estafadoras.
¡Ni la Iglesia se salva! Hace un tiempo dos diócesis notificaron de llamadas fraudulentas de una o varias personas que se hacen pasar por “amigos del párroco”, “sacerdotes” y quien sabe qué cuentos. Y no falta el mensaje de texto, de Messenger, WhatsApp o correo electrónico del “sacerdote” que está en otro país pidiendo una transferencia por una emergencia. Este o estos inescrupulosos llaman a fieles, a las parroquias ¡y hasta las monjitas! apelando a la buena fe y generosidad. Información que ha trascendido por feligreses las redes sociales señalan a personas que buscan dinero supuestamente para “trámites de visas” y “pedir ayuda económica”. La advertencia debe llegar a todos los católicos que caminamos juntos en esta bendita tierra: cuidado con el fraude, son puros engaños y no podemos caer en esos cuentos. Como dice el refranero, ojo al pillo. Esto aplica prominentemente al plano virtual…
Tristemente lo que impresiona es que los malhechores se disfracen de curas o monjas, ¿al estilo Halloween? Da que pensar y hasta indigna que el engaño pretenda llevar la cruz antes de pedir los números de cuenta y claves. Pero esto nos debe interpelar a cada uno. Repensar que si somos cristianos de verdad debemos actuar siempre como tal. No sea que nos indigna el malhechor y nosotros por otro lado defraudamos la fe con nuestros actos. Tal vez la virtualidad ha venido encapuchar digitalmente a unos y a hacer más fácil el engaño desde el teléfono o una computadora. Tal vez la virtualidad amplió las fronteras de los estafadores. Lo evidente es que como ciudadanos y cristianos estamos llamados a ser más cuidadosos.
En el Mes Nacional de la Concienciación sobre la Seguridad Cibernética, solo proponemos cinco consejos básicos para evitar las estafas. Primero, si el caller id indica que es un número de algún país americano, europeo, africano o asiático del que no tengo relación absoluta es mejor no contestar. También aplica a estados de EE.UU. de donde llaman para estafar. Igual pasa con los correos electrónicos y las redes sociales, hay que observar bien la dirección o perfil para validar si es real. Segundo, mantener la calma en todo momento. Se analiza mejor con calma, es mejor escuchar y leer vs. hablar y escribir. Tercero, aplicar el sentido común ante una situación claramente sospechosa, fantasiosa, una solicitud de dinero inusual o una oferta increíblemente buena. Cuarto, No proveer información personal ni cuentas o claves en ninguna circunstancia. Quinto, aunque es mejor no contestar el mensaje o llamada, si se contesta es mejor colgar.
Enrique I. López López
Twitter: @Enrique_LopezEV