Para el boricua de a pie adquirir el techo sobre su cabeza es más como una Semana Santa que no termina, con una plegaria de Vivimos para esa Noche y con la sed de ver el sol renacer. Pero, ese amanecer no llega. Sin temor a exagerar, hasta hace un tiempo el proceso para una familia trabajadora, de María la maestra con Jorge el policía y sus hijos, podía tardar meses para poder finalmente reservar su compra, mejor dicho “opcionar” y ganar la oportunidad de dormir tranquilos en su casita como dicen 3-1 (3 cuartos y un baño). 

“Son pocas las propiedades disponibles”, “se venden sobre tasación”, “las propiedades reposeídas no están baratas”, “este no es momento para comprar, sí para vender” y “hay que esperar a que se estabilice el mercado” son la letanía de los que trabajan en el mercado de bienes raíces. Cierto o no, la llegada de inversionistas extranjeros gracias a legislación que pretende atraer mayor negocio en el archipiélago borincano ha cambiado los muñequitos para este frágil sector. Claro, pagan en efectivo cantidades exorbitantes, compran en bloque, en combo, la casa y la del vecino, para luego revender a precios mayores y dejan al puertorriqueño con sus pesitos del pronto en mano en la fila de espera. Y no es apto para cardiacos mencionar cómo han subido los precios, especialmente en el área metropolitana o en las ciudades que su inventario parece que mira hacia Mónaco o Malibú. 

Además, ya son numerosos los negocios de “te compro tu casa en cashimiro, pero ahora mismito”, aunque no dicen a qué precio. Y el sector de las hipotecas se tira para atrás con sus intereses compuestos y fórmulas que para entenderlas hay que tener un IQ prodigioso. El tiempo, que no es amigo de nadie, está en contra del boricua, pero lo estiran como chicle para beneficiar la venta directa en cash porque representa un remedio más fácil y una ganancia al por mayor. ¿Acaso no es una oportunidad hermosa para que el estado proteja a las familias puertorriqueñas?

Hoy por hoy son muy pocos los que buscan su techo digno y pueden cantar como Rafael Hernández Yo tengo ya la casita, que tanto te prometí… y son más los que cantan como el mismo autor ¿Qué será de Borinquen mi Dios querido? ¿Qué será de mis hijos y de mi hogar?

Enrique I. López López

e.lopez@elvisitantepr.com 

Twitter: @Enrique_LopezEV 

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