Jesús sin necesitarlo se sometió al Bautismo para marcar el inicio de su vida pública, acontecimiento que se conmemora este domingo. Papa Francisco se ha referido al Sacramento como un “certificado de nacimiento”. Aquí cuatro datos interesantes del bautismo que quizás no conoces.
¿Bautizar un bebé?
Recibir el Sacramento de iniciación es una urgencia que la Iglesia promueve. El Catecismo (núm. 1250) versa: “Puesto que nacen con una naturaleza humana caída y manchada por el pecado original, los niños necesitan también el nuevo nacimiento en el Bautismo para ser liberados del poder de las tinieblas”. Esta práctica se remonta a los primeros siglos del cristianismo cuando casas enteras fueron bautizadas. Así lo detallan los Hechos de los Apóstoles (16, 15) cuando Lidia “se bautizó con toda su familia” y la Primera Carta a los Corintios (1, 16) “bauticé también a la familia de Esteban”. Varios documentos del siglo II también evidencian el bautismo a infantes. En el Viejo Testamento no se le consultaba al infante si sería circuncidado en el octavo día. ¿A caso hay que preguntarle al bebé para abrirle una cuenta de banco para sus ahorros o para vacunarlo?
Bautismo de emergencia
Cuando hay un peligro inminente a la vida, cualquier persona puede bautizar. Así lo explica el Catecismo (núm. 1256), la persona “puede bautizar si tiene la intensión requerida y utiliza la fórmula bautismal trinitaria”. Es importante que todo cristiano sepa lo que tiene que hacer en caso de emergencia de muerte de un no bautizado.
¿Bautizos de casa?
Desde hace siglos, en Puerto Rico se practicaban los llamados “bautizos de casa” en las zonas rurales distantes de hospitales. Esto era un Bautismo de emergencia porque los bebés nacían con comadronas. Ante la duda por cualquier complicación, bautizaban al recién nacido al nacer o antes de cumplir 3 días. Por ello había hasta una llamada madrina “de agua”, que podía ser la misma comadrona o una vecina que ayudaba en el parto.
Con sangre
La sangre derramada por el martirio de alguien que cree en Cristo, como la de los cristianos masacrados día a día en Medio Oriente, es en sí misma un bautismo. De hecho, es llamado Bautismo de sangre. Este recordatorio bautismal es una llamada a valorar, profundizar, comunicar y defender la fe católica mediante la paz y la misericordia.
Enrique I. López López
Twitter: @Enrique_LopezEV