(Quinto de varios)
El centro y culmen de la vida cristiana es Dios y su ley es el amor. En este camino para estudiar cuál debe ser el modo de ser y actuar cristiano mediante las virtudes, corresponde presentar a la caridad; tercera virtud teologal y plenitud del mandamiento de Jesús. La caridad es amar mediante obras concretas llamadas misericordia. Al estilo del Papa sería “primerear” y “misericordiar”. Como ‘amar’ (verbo infinitivo) solo se puede empezar a comprender desde la acción, la caridad solo se puede comenzar a explicar desde el ‘entregar’ (verbo infinitivo).
Se trata de convertirme para rebasar mis anhelos humanos de acumular, tener o poseer… Porque verdaderamente creo (fe) y espero (esperanza), eso no me deja indiferente y me entrego (caridad) al prójimo que es mi próximo. Como mi ciudadanía es celestial, he venido a este mundo para ser reflejo del amor de Dios mediante la entrega. “Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad”, (1 Co 13, 13).
Y se trata de una llamada que trasciende lo místico o lo emocional porque aunque me sienta “bien pompia’o” o soso como una pana sin sal estoy llamados a ejercer la caridad. Solo se puede dar lo que se tiene. Doy mi oración en ofrenda, mi tiempo para conversar con el que se siente solo, mis talentos, doy de lo que tengo sea poco o mucho. Se trata de darse, de entregarse…
El 26 de febrero de 2016 Papa Francisco dirigió un mensaje a los participantes del Congreso Internacional organizado por el Consejo Pontificio Cor Unum bajo el tema La caridad no pasará jamás. En el mismo explicó que los cristianos estamos llamados a ser testigos de este amor en el mundo para enfatizar que: “caridad y misericordia están estrechamente vinculados porque son el modo de ser y de actuar de Dios: su identidad y su nombre”.
Misericordia es la virtud de compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenos. Como Mons. Félix Lázaro, Obispo Emérito de Ponce insiste: “Es el atributo más grande de Dios”. Son 14 obras de misericordia -7 espirituales y 7 corporales- que coinciden con los rostros sufrientes de Cristo que mencionan los documentos conclusivos de Puebla y Aparecida. Sin estas obras la fe “está realmente muerta” (St 2, 17) y si no tengo caridad-misericordia “no sería nada” (1 Cor 13, 2). La Eucaristía es la fuente de la misericordia. Reflexión: ¿He misericordiado hoy? ¿Soy reflejo de la caridad de Dios?
Enrique I. López López
e.lopez@elvisitantepr.com
Twitter@Enrique_LopezEV