Las Diócesis de Ponce y Caguas notificaron recientemente de llamadas fraudulentas de una o varias personas que se hacen pasar por “amigos del párroco”, “sacerdotes” y quien sabe qué cuentos. Este o estos inescrupulosos llaman a fieles, a las parroquias ¡y hasta las monjitas! apelando a la buena fe y generosidad para pedir dinero. Información que ha trascendido por feligreses en las redes sociales señalan a personas que buscan dinero supuestamente para “trámites de visas” y “pedir ayuda económica”. La advertencia debe llegar a todos los católicos que caminamos juntos en esta bendita tierra: cuidado con el fraude, son puros engaños y no podemos caer en esos cuentos. Como dice el refranero, ojo al pillo.
Si bien es cierto que las estafas por teléfono, por mensaje de texto, por Messenger, WhatsApp, correo electrónico y cualquier otra plataforma digital son la orden del día, tristemente lo que impresiona es que los malhechores se vistan de curas o monjas. Aunque eso no es nuevo, indigna que el engaño pretenda llevar la cruz de Cristo de frente o el Evangelio en la lengua antes de pedir los números de cuenta y claves.
Tal vez la virtualidad ha venido a tapar los rostros y a hacer más fácil el engaño desde el teléfono o una computadora, o tal vez la virtualidad amplió las fronteras de los estafadores estén donde estén. Lo evidente es que como ciudadanos y cristianos estamos llamados a ser más cuidadosos. Por ello la misa presencial en la Iglesia es el hogar seguro del feligrés. En ella se realizan colectas seguras. Ir al obispado, a la parroquia, a la oficina parroquial, al convento, al santuario, a Caritas o a las oficinas de la pastoral social son espacios seguros donde un donativo llega de manera concreta o se encamina de manera segura a su fin. Aquí también entran las direcciones postales, ATH Móvil y cualquier información oficial que estos espacios indican.
Dos consejos prácticos y básicos para evitar las estafas telefónicas son los siguientes. Primero aplicar el sentido común ante una situación claramente sospechosa, fantasiosa, una solicitud de dinero inusual o una oferta increíblemente buena. Si el caller id indica que es un número de algún país americano, europeo, africano o asiático del que no tengo relación absoluta es mejor no contestar. Esto también aplica a estados de EE.UU. de donde llaman para estafar. Segundo, mantener la calma en todo momento. Tercero, NO PROVEER INFORMACIÓN PERSONAL NI DE CUENTAS O CLAVES BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA. Es mejor colgar la llamada.
Enrique I. López López
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