La carrera espacial, con nombres como NASA, ESA, SpaceX y muchas otras, enfila todos sus esfuerzos por alcanzar y colonizar las tierras marcianas en búsqueda de recursos y un “plan b” para la humanidad en caso de que terminemos arruinando de manera irreversible nuestro hermoso planeta azul llamado Tierra. Se nos olvida que el planeta vecino Marte es un lugar inhóspito, distante y sin vida… Habría que “terraformar” Marte con planes que rayan en lo verdaderamente increíble para poder crear un hábitat menos feroz en el que ¿la vida “prospere” encapsulada?
Esto no es como cruzar el océano, sería adentrarse en el espacio y el solo hecho de alcanzar Marte sería una verdadera hazaña que llevaría un esfuerzo nobel e inédito. Una hazaña digna de entrar a los libros de historia. Pero no nos equivoquemos, Marte no tiene la intención acoger a los exploradores con clima agradable y arena suave. Como contrincante planetario, guarda sus mejores golpes para los que se asomen a pisar su suelo. ¿No sería mejor y más fácil reparar las actitudes y actividades que llevan a nuestro amado planeta por el camino de la desolación? Si se tiene el poder de “terradormar” Marte, se tiene el poder de “terraformar” la Tierra, aunque del dicho al hecho hay un largo trecho. Por ello, hay que preguntarse si nuestras prioridades están bien posicionadas. ¿Qué estamos haciendo para aportar en el tema ambiental? ¿Tengo algunos gestos para minimizar el calentamiento global y el problema ecológico que vivimos todos? Desde aquella altura nos daríamos cuenta que realmente somos una sola humanidad y que podemos revertir el daño ecológico…
De hecho, esta es una de las prioridades que propone el Papa Francisco con su Carta Encíclica Laudato si’ (2015), sobre el cuidado de la casa común, que busca crear conciencia sobre la problemática ecológica y una conversión en el tema ambiental. Tan reciente como el pasado 14 de febrero el Dicasterio para el Desarrollo Humano presentó un “folleto práctico, ilustrado y lleno de esquemas que, partiendo de los contenidos de la Laudato si’ del Papa Francisco, ofrece información científica sobre el cambio climático y sus consecuencias y sugiere comportamientos para un uso responsable de los recursos”, según indicó Vatican News. Se trata de un vademécum que funciona como una guía para cuidar nuestro amado planeta.
El tiempo apremia. Nuestro planeta Tierra es perfecto, hermoso y rebosante de vida. Es único y es nuestro deber cuidarlo. Recuerda no malgastar el agua, usar menos plastico, menos papel, reciclar, reusar y reducir la basura, buscar la manera de usar, proteger el ecosistema y la biodiversidad y evitar contaminar, entre muchísimos otros…
Enrique I. López López
Twitter: @Enrique_LopezEV