Cómo olvidar la madrugada de aquel miércoles, 20 de septiembre en que los furiosos vientos del huracán María sacudían todo lo que encontraba a su paso. Sin embargo, la destrucción no fue impedimento para que los puertorriqueños mostraran su lado solidario y resiliente. Cabe señalar que la Iglesia tuvo un rol significativo en su misión de ayudar al necesitado.
Carta Pastoral de la CEP
Luego del paso del huracán María, la Conferencia Episcopal Puertorriqueña redactó la Carta Pastoral Derribados, pero no aniquilados (2 Co 4, 9) en la que exhortaron al pueblo a renacer, reconstruir, redescubrir y reencontrarse con Jesús.
Cáritas envía ayuda nacional
Fueron cientos las organizaciones que trabajaron para asistir al pueblo puertorriqueño afectado por el huracán María. En el caso de Cáritas de Puerto Rico, desde el día uno laboró incansablemente visitando comunidades devastadas para identificar necesidades y diligenciar ayudas. Padre Enrique “Kike” Camacho, director de Cáritas de P.R., sostuvo que esta fue una de las pocas entidades que pudo llegar a los 78 municipios y brindó más de 6 millones de compras a las familias damnificadas y repartió más de $5 millones en vales de alimentos y certificados de regalos. También ofreció ayuda psicológica, ayuda médica y medicinas gratuitas, asistencia legal por medio de clínicas de manejo de casos y reconstruyeron hogares, brindando materiales de construcción como: madera, zinc y otros. Esto fue posible con los donativos recibidos de parte de los Cáritas a nivel internacional, de la diáspora en Estados Unidos y países como España e Inglaterra, de organizaciones como los Caballeros de Colón, Catholic Charities USA, Food for the poor y Miami Medical Team Foundation.
Creación de centros de acopio
Con la ayuda de los puertorriqueños, de la diáspora, de organizaciones de Estados Unidos y de otros países se establecieron centros de acopio diocesanos en las seis Diócesis. En ellos se proveyó: agua, alimentos no perecederos, medicinas, ropa para niños y adultos, así como pañales desechables para niños y adultos. Sacerdotes, diáconos y otros agentes de pastoral salieron al encuentro de damnificados y ancianos ayudando, acompañando, visitando refugios, égidas, comunidades incomunicadas y buscando ayudas para distribuirla a los damnificados católicos y no católicos.
Respuesta de la diáspora
Del 26 de noviembre al 3 de diciembre el grupo laico católico Friends of the Missions de Florida (EE.UU.) viajó hasta los municipios de Humacao y Yabucoa donde estableció una clínica de salud. El grupo compuesto por 20 profesionales de la salud, en su mayoría puertorriqueños, tuvo la oportunidad de asistir a 1,100 sobrevivientes del huracán entre los 3 meses a 90 años de edad. De igual modo, un grupo de la zona de Dallas liderado por la Dra. Marivelisse Rodríguez Rivera, neuropsicóloga pediátrica y su esposo David Huck coordinaron con voluntarios del Proyecto de Pequeñas Comunidades de la parroquia Nuestra Sra. del Carmen de Cidra el envío de donativos. Al esfuerzo se unieron otras instancias laicas de la parroquia y voluntarios de organizaciones no gubernamentales cidreñas como el capítulo local del Club Rotario, la Fraternidad Alpha Sigma y Madrinas y Padrinos.
Prelados visitaron la Isla
En el mes de octubre Puerto Rico contó con la visita de Timothy Cardenal Michael Dolan, Arzobispo de la Arquidiócesis de Nueva York y de Monseñor Nicholas DiMarzio, Obispo de la Diócesis de Brooklyn, quienes trajeron donativos recaudados por la feligresía y las parroquias de la Arquidiócesis neoyorquina con motivo de los esfuerzos por levantar el País tras el huracán.
En un gesto de cercanía con el sufrimiento del pueblo puertorriqueño, el Santo Padre encomendó al Cardenal Blase Cupich, Arzobispo de Chicago y Canciller de Catholic Extension Society viajar a la Isla en visita fraterna previo a la Navidad. El Cardenal compartió con los Obispos y pudo corroborar el estado de devastación que sufrió el País.
Igualmente, Mons. Seán Patrick Cardenal O’Malley que viajó a P.R. para una ordenación sacerdotal, visitó Cáritas e hizo un recorrido por las zonas afectadas.
Iniciativas comunitarias
Agua potable, comida caliente, compras, ropa, visitas a las comunidades, clínicas de salud y hasta veterinarias describe la labor e iniciativa de varias parroquias y grupos de voluntarios que extendieron su mano a comunidades devastadas por el huracán alrededor de la Isla.
Nilmarie Goyco Suárez
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