Horacio Lugo Maldonado y Mercedes Acevedo Bacetty decidieron unir sus vidas para siempre hace 60 años, precisamente en el día de la Virgen de la Candelaria. Horacio es “un jibarito de Utuado, nacido en la montaña”. Aunque se crio en la zona central de la isla, a la edad de 10 años se mudó con su familia a San Juan, donde conoció a Mercedes en la escuela intermedia. Mercedes es natural de Santurce. Cuentan que, luego de tener una amistad se casaron en el 1962 “muy niños, bien jóvenes”. Algunas personas pensaban que iban a durar muy poco tiempo, pero el pasado 2 de febrero llegaron a la sexta década de su matrimonio. Conozcamos esta historia de amor y unión familiar…
Mercedes fue ama de casa durante toda su vida y Horacio fue empresario. Con altas y bajas, lograron salir adelante, siempre agarrados de su fe a Dios y confiando en el cuidado de la Virgen María. Lugo fue criado en la fe, sin embargo, su esposa se inició en la Iglesia gracias al ejemplo de su compañero de vida, quien le motivó a realizar todos sus sacramentos y perseverar en la fe.
Como fruto de su matrimonio tuvieron dos hijas: Carmen Mercedes, conocida por todos como “Mercie”, y María Luisa. La primera tuvo 4 mujeres y un varón. Y la segunda tuvo un hijo y una hija. Con 7 nietos y 7 bisnietos, la familia Lugo Acevedo se ha mantenido unida desde el principio. De igual forma, la música y la fe han estado presente en la vida familiar, pues de generación en generación han sido cridados en la Iglesia Católica y han servido a Dios a través de sus dones y talentos.
Siendo una familia numerosa, han mantenido la unión gracias a varios pilares importantes que destacó Horacio: “Dios, escuela y trabajo. Algo fundamental para mantenerse unidos tiene que ser el amor en la familia”. Mercedes añadió que “las oraciones y los consejos” que ella le ha ofrecido desde pequeños a sus hijas, nietos y bisnietos también ha aportado al crecimiento espiritual y profesional de la familia. Se sienten bendecidos de tener hijas que sirven a Dios como ministros de la Eucaristía y, nietos y bisnietos que ofrecen sus dones al Señor en ministerios de música. Actualmente, la mayoría de los integrantes de la familia sirven en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen y Santuario del Cristo de los Milagros en la Barriada Sandín en Vega Baja.
No todo ha sido alegría y felicidad en su vida matrimonial. Quiebras y malos negocios fueron otras etapas difíciles en la vida de la familia. Asimismo, el proceso de enfermedad de cáncer en la vida de Horacio ha sido quizás el momento más duro y reciente que han podido enfrentar. Aún así, “estuvimos todos juntos”, confirmó Mercedes.
La perseverancia, la esperanza y la fe han sido algunos de los factores claves para siempre salir victoriosos ante las pruebas. Mantenerse unidos a Dios y a María siempre ha estado en sus planes. El respeto, el amor a Dios y a la familia siempre ha sido lo primordial para ellos. Y como decía el sacerdote irlandés Patrick Peyton: “familia que reza unida, permanece unida”. Siempre han estados unidos también en la oración. De esta forma han podido sentirse aún más cerca, incluso de quienes viven más lejos pero que siguen manteniendo contacto a diario.
Para culminar, añadió Horacio en espiritu reflexivo que el amor es como una planta, que necesita ser cultivada día a día. “Si no le cuidas y no le quieres, se va a echar a perder. Así es la familia. […] Y para mantenerla – unida – hay que mirarse adentro. Ya el amor superficial y físico hay que superarlo, el amor carnal no puede ser la exclusividad. Tiene que haber un amor más profundo y de entrega”.
Jorge L. Rodríguez Guzmán
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