II Domingo del Tiempo durante el año Ciclo A

Contexto

Hemos iniciado la primera parte del Tiempo durante el año de este ciclo A, guiados por el Evangelio según S. Mateo. Aunque ya acabó la Navidad, este domingo es como un eco de esta, sobre todo de la fiesta del Bautismo del Señor, que celebramos el domingo pasado (cf. Is 49,3.5-6 y Juan 1, 29-34). Comenzamos a escuchar parte de la 1 Cor que oiremos por seis domingos (1,1-3). Hoy, excepcionalmente, se proclama un pasaje del Evangelio según S. Juan, en el que el Bautista da testimonio de que Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, que nos trae el Espíritu.

Así vemos que los llamados tiempos fuertes del año litúrgico y el Tiempo durante el año, no son momentos aislados entre sí, sino que fluyen, como Dios ha hecho fluir la historia de la salvación, de la cual el año litúrgico es una actualización o memorial.

Reflexionemos

Llevamos pocas semanas de este nuevo año, que muchos auguraban sería un año para ver mejor porque es 20/20, ahora debido a los acontecimientos telúricos que vivimos y las amenazas de guerra a nivel mundial, algunos ya quisieran devolverlo o despedirlo. Veamos cómo la Palabra de Dios ilumina estas circunstancias que estamos viviendo.

Primero, el salmo responsorial (39), que es usado para reflejar el diálogo entre el Padre eterno y su Hijo, nos invita a hacer la voluntad de Dios, como hizo Jesús al encarnarse, al hacerse bautizar por Juan (“Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere”. Mt 3,15), en su ministerio público, en su pasión, etc. Al comenzar el año viene bien repetir con el salmista y con Jesús mismo: “Aquí estoy, Señor, para hacer Tu voluntad”.

Segundo, la profecía de Isaías que nos habla del Siervo de Yahveh, nos invita, como a ese Siervo, a no conformarnos con ser siervos del Señor, sino a ser más. Hay que ser luz, reflejo de la luz de Dios para que llegue hasta el confín de la Tierra. Así nos lo enseña Jesús, en su sermón de la montaña que escucharemos más adelante este año (cf. Mt 5,14-16). Así que Él no solo da cumplimiento a esta profecía, sino que nos invita a que, como discípulos suyos, seamos reflejo de su luz, precisamente ahora, una vez más cuando la amenaza de guerra y los desastres naturales nos agobian.

Tercero, Juan, Bautista, inspirado por el Espíritu, da testimonio de Jesús. Nosotros que hemos conocido a Jesús por su Palabra, la catequesis, en el trato íntimo con Él en los sacramentos, sobre todo en la Eucaristía, en la oración, etc. no basta que seamos sus siervos, discípulos o sus amigos (cf. Jn 15,14s), tenemos que ser luz para las naciones, empezando por la nuestra, precisamente en estos momentos de dolor, ansiedad y preocupación.

Finalmente, hoy leemos el saludo de 1 Cor. Parecería poca cosa, pero tiene su sentido. Como Pablo y sus compañeros de misión, hemos sido consagrados para llevar la Buena Nueva. ¿Qué mejor momento para anunciar la esperanza del Evangelio que estos momentos de incertidumbre? En Él está nuestra esperanza, y en nombre del Padre y del Señor Jesús deseamos gracia y paz. Y ya sabemos que los deseos de Dios se cumplen, así que pedimos que se haga realidad la gracia y la paz de Dios para nuestro pueblo y todos los que sufren.

A modo de conclusión

¿Qué podemos pedir a Dios en este momento; al comienzo del Tiempo durante el año y en medio de esta situación de emergencia? La oración colecta es ideal. Pidamos a Dios, que gobierna Cielo y Tierra, que escuche nuestras súplicas y nos conceda la paz. Seamos luz y paz para que, en medio de lo que vivimos, podamos ver mejor lo que Dios nos pide.■

Mons. Leonardo J. Rodríguez Jimenes
Para El Visitante

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here