La primera lectura de Isaías, es el preámbulo del Evangelio de hoy, la cual San Mateo citará cuando nos presente a Jesús.
La segunda lectura de la 1ra Carta a los Corintios, es el planteamiento del problema de la comunidad de Corinto, que San Pablo quiere trabajar.
El Santo Evangelio de San Mateo es el inicio de la predicación de Jesús y la vocación de los primeros 4 apóstoles.
Durante las próximas semanas la segunda lectura será sobre la 1ra Carta de San Pablo a los Corintios. Esta es la carta de sobre cómo tiene que ser una comunidad de fe, dígase diócesis, parroquia o capilla. San Pablo plantea de que le han llegado comentarios sobre las divisiones que hay dentro de la comunidad de fe corintia. Estas divisiones se deben a que la iglesia corintia está compuesta de personas de distintos estratos culturales, sociales y políticos, y estas diferencias, lejos de establecer una iglesia rica en términos humanos, era una iglesia dividida, cada uno con su bando. Es por eso que la carta la titulo “la carta de los bochinches”. San Pablo va a enfrentar estas divisiones, creando la carta magna de la eclesiología. Lo que San Pablo hable está dirigido a que la Iglesia sea el Cuerpo de Cristo, una sola cabeza, con distintos miembros que trabajan para una misma unidad.
¿Quiénes son Zabulón y Neftalí? En principio son dos hijos de Jacob y, por tanto, dos de los fundadores de dos tribus israelitas, ubicadas a orillas del Mar de Galilea, en una de las regiones más golpeadas por los avatares de la historia. Eran una de las regiones más pobres, deprimidas y periféricas de Israel. Entre ellas dos se ubicaba la pequeña ciudad de Cafarnaúm. Las oscuridades de las cuales podríamos hablar son la pobreza, la miseria, el abandono, la superstición, la falta de fe, el subdesarrollo. Sobre todo, el pueblo experimentaba un abandono por parte de Dios. Isaías dice que, en medio de esa obscuridad vendría una gran luz. ¿Qué pasó?
Cuando Jesucristo termina sus tentaciones en el desierto, regresa a Galilea. Pero Nazaret es un pequeño pueblo aislado en las montañas, al cual no llegaban ni salía noticias. Por eso Jesucristo se muda a Cafarnaúm, al pie del Mar de Galilea, una ciudad cruce de caminos, donde las caravanas que iban y venían del Asia al África, donde cruzaban tropas del Imperio Romano, y por tanto las noticias corrían. Jesús se muda a esta población de pescadores, para que la Buena Nueva volara como el viento.
La sola presencia de Jesús en Cafarnaúm implicaba que sería “luz para una realidad sumida en la obscuridad del pecado”. Así Jesús cumple con la profecía de Isaías en la 1ra Lectura de hoy. Ahora, para recibir la luz de Jesucristo, hay una condición con la cual Jesucristo no negocia, la de la renuncia al pecado: la Conversión. Si no renunciamos al pecado, nuestras vidas no pueden ser iluminadas por Dios. Por otro lado, la razón por la cual Jesucristo se muda a Cafarnaúm es para que las buenas noticias del Evangelio volaran, y es por eso que nombra apóstoles que se convertirán en los portavoces de la Buena Nueva.
Padre Rafael Méndez Hernández (Padre Felo)
Para El Visitante