Muchos medios seculares y hasta religiosos desempolvarán capítulos tempestuosos de la Iglesia durante el pontificado de Benedicto XVI, tal vez hasta con ánimos destructivos. Lo cierto es que el Sumo Pontífice encaró desafío tras desafío en una era donde la única constante fue -y sigue siendo- el cambio y los avances de la tecnología que contrastan con el deterioro o distorsión de la verdad y los valores fundamentales. De cierta manera, subió la cuesta del Vía crucis con el peso de su edad y con la clara intención de defender los principios fundamentales frente a ciertos sectores del mundo quiere aniquilarla verdad para imponer la suya diseñada con zapata apolillada.
Más allá del tiempo de desafíos que enfrentó, Benedicto XVI fue un hombre de fe y oración férreos, un cristiano de entrega total, arrodillado ante la cruz de frente a todos. Su humildad lo precedió y fue de tal grado que al sentir debilidad física, prefirió reconocerla y renunciar. Alguno llamaría esto escandaloso, aunque no es el término más adecuado, más bien fue sorpresivo y un acto que marca precedente en la era moderna de la Iglesia. Aunque el lector llano solo recordará a Benedicto por su renuncia sin conocer su vida, escritos y trabajos… Ojalá Dios nos conceda ese don de humildad, sabiduría, reconocimiento propio y valentía que Benedicto demostró.
Algunos traerán sus titulares trucados, los recuerdos de escándalos, las filtraciones, verdades a medias, imprecisiones y hasta las teorías de conspiración. Todo para opacar el impulso que Benedicto XVI diera a la verdad, a la fe, a la justicia, a la esperanza, a los valores evangélicos, a la defensa de la doctrina… No tuvo miedo de defender la verdad, aunque esto le significara que le presentaran como anticuado o hasta villano por no ceder a la ola del momento. Si bien es cierto, fue el propio Sumo Pontífice quien inició importantes cambios y sentó las bases para muchas otras transformaciones de la Iglesia que luego su sucesor, el Papa Francisco (con quien compartió una cercanía tan hermosa), ha ido realizando. Ahí se encuentran la protección a los menores, las reuniones con las víctimas, las reformas financieras en la búsqueda de mayor transparencia, entre otros.
Enrique I. López López
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