Fue para el 1531 que la Virgen María con rostro azteca se le apareció al indio Juan Diego en la cumbre del Cerro Tepeyac -conocido como Guadalupe- de Ciudad México. La Virgen se le apareció a San Juan Diego del 9 al 12 de diciembre de ese año y le pidió al indio que fuera donde el Obispo Fray Juan de Zumárraga para que se construyera un templo en el lugar. El Obispo dudoso le pidió una prueba y el indio chichimeca, siguiendo instrucciones de la Virgen, llevó unas rosas de Castilla en invierno. Cuando entregó las rosas europeas e inusuales, en su tilma -manto indígena hecho de fibra vegetal- la imagen misma de la Virgen se quedó plasmada. El Nican Mopohua es el escrito en lengua náhuatl en el que se relatan las apariciones de la Virgen en Guadalupe.
A raíz de esta aparición más de 9 millones de indígenas se convirtieron a la fe católica en ese tiempo. La imagen en la tilma -la original de la aparición- se encuentra en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en Ciudad México. Está intacta a pesar del tiempo cuando se supone que el material no dure más de varias décadas, ha sido motivo de estudios por sus características que retan la lógica y parece indestructible con varios incidentes. En 1785 cayó ácido por accidente sobre la tilma y se auto restauró en 30 días. En 1921 un extremista intentó destruir la imagen con dinamita, pero ni el vidrio se rompió.
En Puerto Rico es patrona y protectora de la Catedral y Diócesis de Ponce. Además, una parroquia está bajo su patronato en Puerto Nuevo. ■
Enrique I. López López
e.lopez@elvisitantepr.com
Twitter: @Enrique_LopezEV