Nostalgia… esta es la palabra que mejor describe a Wilmarie González Rivera al recordar cómo eran las Navidades en Puerto Rico, tierra natal que dejó hace 8 años.
Con apenas 20 años partió de la Isla en búsqueda de un mejor porvenir económico dejando atrás al 99 % de su familia. Luego de establecida, varios años más tarde llegaron sus padres y hermana, siendo los únicos con los que cuenta. Tal y como ella misma narró, la distancia de su familia y de su tierra “es un vacío que no se llena con el paso del tiempo”. Por eso, una sola palabra bastó para describir las navidades en el extranjero: triste.
“En Puerto Rico están las comidas, la fiesta aquí, la fiesta allá. A veces en un mismo día los familiares de uno decían: ‘Vamos a hacer una comida aquí’ y ni siquiera había que planificar por semanas. En un día ya uno decidía hacer un bembé en la casa de uno. Eso aquí no se ve, los americanos tienen su compartir en sus casas pero jamás y nunca como en Puerto Rico”, aseguró.
Agregó que: “Aquí el frío es terrible y literalmente las navidades y despedida de año uno lo pasa encerrado en la casa. En Puerto Rico uno está acostumbrado a unas navidades calientes y todas las actividades son en el exterior de la casa. Todo es bien diferente, yo creo que el calor familiar es lo más que se extraña durante la época festiva aquí en Estados Unidos”.
Wilmarie compartió que el día de Navidad su familia permanece en la casa, se intercambian regalos en la mañana, cocinan comida criolla, ponen música navideña y hablan con sus seres queridos por teléfono. Mientras que para despedida de año, una tía de su mamá hace un compartir en el sótano de la casa. No obstante afirmó que la experiencia “no es igual a cuando lo celebraba en Puerto Rico, porque aquí somos nosotros cuatro solamente y allá era toda una familia”.
Desde su experiencia exhortó a otros a “que traten de luchar y agotar todas las alternativas antes de tomar la decisión de venir a Estados Unidos, porque no es tan fácil como suena y el dinero no te da la felicidad”, enfatizó.
Hoy día luego de vivir en varios estados siendo Illinois el último de ellos y teniendo un buen empleo, admitió con toda seguridad que “si consiguiera un trabajo en Puerto Rico me mudaría sin pensarlo dos veces. A veces uno no aprecia las cosas cuando uno está allá y cuando está lejos es cuando valora hasta las cosas más pequeñas. Si yo pudiera darle para atrás al tiempo hubiera luchado más en mi país”.