El pasado domingo 22 de mayo Sor Clara González Morales, OP cumplió 100 años de haber nacido al mundo terrenal para servir y no para ser servida. En la pasada edición de nuestro semanario, Sor Maristella Maldonado Lazú, OP describió en su escrito a Sor Clara como “una hermana única y especial”. Y es que, al llegar a cumplir 100 años de vida y otros tantos más de religiosa, es importante resaltar su vida, sus dones y sus talentos como mujer y como religiosa de las Hermanas Dominicas de Nuestra Señora del Rosario de Fátima. 

71 años con las Dominicas 

Sor Clara nació en el Barrio Ángeles entre las montañas de Utuado, Puerto Rico para 1922. Contó ella misma a El Visitante que viene de una familia piadosa de 7 hijos en la cual su papá, que murió joven, “no faltaba a misa”. “Yo siempre estaba en la iglesia. Iba a la escuela y cuando regresaba me quedaba para el catecismo”. Desde pequeña se interesó por la vida en comunidad hasta llegar a ser directora de las Hijas de María y realizar diversas labores en su parroquia. Así fue hasta que “unas monjitas llegaron a dar catequesis a los demás grupos y yo decía que quería ser como ellas”. Esas religiosas eran las Hermanas de la Divina Providencia, congregación por la cual se interesó, pero a la que no pudo ingresar oficialmente. Con el tiempo visitó a las Hermanas Dominicas de Fátima, quienes la invitaron a visitar a la Sierva de Dios Madre Dominga Guzmán, OP, fundadora de dicha congregación, para ser entrevistada. Sor Clara fue aceptada para pertenecer a la congregación e ingresó un 16 de enero de 1951. ¡Hace 71 años! 

“No sabía dar ni una puntada” por lo que estuvo 4 años tomando el curso de Economía Doméstica “con una maestra bien buena; aprendí con ella en cantidad”, comentó Sor Clara al recordar sus inicios en la costura. Desde el comienzo de Sor Clara en la comunidad, elaboró los hábitos de las Dominicas de Fátima al prestar su talento para la costura. Narra ella misma que la Madre Dominga le indicó antes de ingresar que no era necesario preocuparse por la vestimenta que utilizaría porque allí iba a tener mucho tiempo para poder hacerla. Al parecer el curso de “Economía Doméstica” que se impartía en la escuela rindió frutos hasta en la Iglesia. Las hermanas dicen que visten de “Sor Clara’s Fashion”. Es decir, desde hace más de 50 años las Hermanas Dominicas de Fátima han llevado los hábitos que con sus manos Sor Clara hizo. Al presente, la hermana conserva, aunque no con la misma agilidad que antes, el don de costurera y ha formado a otras para esa misma labor. 

“Madre Dominga es santa”

“Madre Dominga es una santa y estamos tratando –de conseguir– la beatificación de ella. Lo que queremos es que la gente la conozca como santa, porque ella lo es”, aseguró firmemente la religiosa. Madre Dominga era una persona mayor cuando fundó la congregación. Trabajaba y atendía a la gente y a las familias pobres que necesitaban cualquier tipo de ayuda. Su lema era “Llevar a Cristo a la familia y la familia a Cristo”. Sor Clara tuvo la oportunidad y la bendición de conocer a Madre Dominga al inicio de su vida dentro de la congregación. 

“Nuestro trabajo era visitar a la gente –pobres, niños, jóvenes y mayores–. Todos los días, las hermanas salíamos juntas. Los visitábamos e invitábamos a rezar el Rosario en el convento en Yauco”. 

¿Es feliz Sor Clara? 

Sor Clara dedicó 3 instantes de su vida al servicio de las comunidades de Maunabo; el primero a los dos años después de haber estado en Yauco. “Yo cogí cariño por ese pueblo porque la gente era muy amable y cooperadora…” Allí colaboró con la catequesis para niños en tiempos de Monseñor Suriñach. Nunca les faltó nada mientras vivió en el humilde convento en Maunabo: comida tenían, y cariño de sobra. 

Cuando se le hizo la pregunta sobre si ha sido feliz durante los 71 años como religiosa, Sor Clara contestó rápidamente: “Si no hubiera sido feliz lo hubiera dejado. Dios me ha dado esta vocación y me ha ayudado, pues tengo que responder a Él. Los sacerdotes conmigo son bien buenos, las monjitas y la gente también”. 

¿Qué le falta por hacer a los 100 años de vida?, le preguntó este semanario a la religiosa, a lo que respondió seguido de risas: “Ahora lo que me falta hacer es prepararme para ir al cielo. Yo me estoy preparando para cuando el Señor diga ‘Sor Clara, para acá’, irme con Él. La edad mía no la tiene nadie”. Siendo la mayor de todas las Dominicas de Fátima, hace lo que puede, manteniéndose muy dispuesta a continuar su labor con alegría y preparándose para ese encuentro tan anhelado con el Padre Celestial. “Camina muy derechita”, dice Sor Maristella, y “si te ve el hábito mal acomodado, te lo arregla”. ¡Que el Señor la bendiga abundantemente y la mantenga tan lúcida como hasta ahora! ¡Nuestra Señora del Rosario de Fátima le acompañe siempre! 

Jorge L. Rodríguez Guzmán 

j.rodriguez@elvisitantepr.com 

Twitter: jrodriguezev 

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