No fue mártir, no se le conoce palabra alguna. Se sabe poco de él, particularmente que hizo lo que cualquier buen padre habría hecho: cuidar de su esposa y de su hijo; acción que le ganó un espacio en la Sagrada Familia. Si bien San José es una de las figuras bíblicas más desconocidas, históricamente ha suscitado gran devoción en la Iglesia. Pero, ¿quién era este hombre y qué se sabe sobre él?
Los datos que se tienen los aportan los evangelistas san Mateo y san Lucas. Se sabe que era un hombre justo, elegido por Dios para que desposándose con la Virgen María hiciera de padre de Jesús a los ojos de sus contemporáneos. Tras una larga travesía hacia Belén, la huida a Egipto y su regreso a Nazaret, José se convirtió en cabeza de la familia donde vivió una existencia oculta durante el crecimiento del Niño.
San José fue la figura de un excelente padre de familia, cuya misión consistió en ser custodio y guardián de sus dos más preciados tesoros: su esposa, la Virgen, y su hijo Jesús. Para el momento en el que Jesús, con aproximadamente 30 años, comenzó la predicación pública del Evangelio, José debía haber muerto.
En la actualidad, su paternidad sirve como modelo para inspirar a otros hombres a ser no solo mejores esposos y padres, sino seres humanos. Entre las virtudes que presentó están:
Fue justo. Aún sin comprender la situación de su prometida, no quiso ponerla en evidencia y decidió repudiarla en secreto. Cuántas veces la pareja se deja llevar por las habladurías y las injusticias. En su ejemplo José no se deja llevar por arrebatos de ira y desconcierto.
Formador y padre. Arduo trabajador, hombre de fe, defensor de la vida y protector de su esposa. En él, el sentido de la paternidad se ve expuesto en todos sus aspectos, sirviendo de ejemplo e inspiración para las familias de hoy.
Guardián y proveedor. José fue el protector y proveedor de la Sagrada Familia en todas las situaciones. ¿Cuántos hombres hoy día se encuentran en esa situación, en medio de la escasez, de la guerra, de la injusticia y valientemente cumplen con su labor? Es a San José a quien deben mirar y acudir, pues él también estuvo en esa misma situación.
Trabajador. Hombre honesto llevó el pan a la mesa con el sudor de su frente. Modelo a seguir por todos los hombres en cuanto al recto oficio de su profesión.
Hombre del silencio. Acogió y meditó cada mandato divino y no corrió a gritar la importancia que tenía por ser el Padre terrenal del hijo de Dios, al contrario, entró en actitud de disponibilidad total al plan del Señor.
(Fuentes: Varias)