Nació en Asís (Umbría) en 1838.

Siendo estudiante y gran bailarín en Spoleto, conoció la fascinación del mundo. No obstante, secundando las llamadas de la gracia, decidió dejarlo todo para ingresar en la Congregación de la Pasión de Jesucristo.

Su vida religiosa consistió en realizar el modelo de una existencia crucificada al mundo, abierta plenamente a la unión con Dios y al ejercicio de todas las virtudes, especialmente la humildad y la obediencia.

Se distinguió particularmente por su devoción a la Virgen Dolorosa, que forma la característica de su espiritualidad.

Murió en Isola del Gran Sasso, en los Abruzzos, el 27 de febrero de 1862. Junto a su sepulcro se yergue ahora un grandioso santuario, meta de piadosas peregrinaciones y centro de irradiación religiosa.

Es el patrono de los seminaristas pasionistas. San Gabriel de la Virgen Dolorosa continúa siendo, para la juventud, un inapreciable ejemplo de renuncia intransigente al pecado, de amor entusiasmado a la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo y de devoción a María Santísima.

Este joven brilla en la Iglesia. Es enseñanza para el pueblo y escucha las oraciones de cuantos acuden a él. A pesar de dominarse tan intensamente, Gabriel no era por naturaleza triste, sino en todo tiempo, alegre y festivo, cualidad suya distintiva.

Siempre ecuánime, manifestaba su alegría espiritual en su rostro, y era testimonio para los demás, es decir, gozaba de Dios, que es gozo sobre todo gozo.

Su gran amor fue María, y no fue una exaltación de ánimo, sino una vivencia con obras.
Jóvenes, descubran a este joven. Pues él en su corto espacio de tiempo, que supo aprovechar tan bien, experimentó y venció las mismas dificultades que ustedes tienen. Eleven sus ojos al Cielo; San Gabriel, mientras vivió en el mundo, no estuvo lejos de los halagos y placeres, pero no permitió que le separasen de Dios.

Jóvenes: Aprendan de Gabriel a servir a Dios en la alegría…

Cae en la nada cualquier cosa que se comience si no está apoyada en la gracia divina que fortalece al hombre, le ilumina y le dirige…

Esto es para ti: En un mundo de cortos horizontes, San Gabriel, sonrisa de Dios, te invita a descubrir lo esencial: el Amor.

Escucha: Se buscan constructores del Amor, se necesitan astronautas del Tú, es urgente que pasen por el mundo gladiadores de la Cruz. Buenos amigos de Jesús; sembradores de alegría… corazones valientes tras los pasos de Gabriel.

Oye: Abre tu corazón; nada das sino te das tú mismo.

¡Atrevete! Oración

Oh, Dios, que por tu admirable designio de amor llamaste a San Gabriel de la Dolorosa a vivir el misterio de la cruz unido a María, la Madre de Jesús; guíanos hacia tu Hijo crucificado, para que alcancemos la gloria de resurrección, participando en su pasión y muerte. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén■

P. Moisés Ríos Ruiz, CP
Para El Visitante

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