Del primer Libro de Reyes, vemos cómo Salomón le pide a Dios sabiduría para reinar en Israel, y cómo esta petición le agradó a Dios.

En la Carta a los Romanos, San Pablo nos dice que, los escogidos de Dios encarnarán a Jesucristo, por la gracia del Espíritu Santo. 

En el Evangelio de San Mateo continuamos con las parábolas del Reino de los Cielos, en las que indica que el Reino de los Cielos es una realidad en crecimiento hasta que Cristo vuelva.

¿Qué cosas le pedimos a Dios?  Esta es una pregunta que nos debemos de contestar y tener bien clara a la hora de orar, puesto que, muchas veces no sabemos pedirle a Dios, o nuestras oraciones se limitan simplemente a repetir oraciones o a pedir para nosotros mismos y no pedirle a Dios que se haga su voluntad en nuestras vidas.  

Miremos el caso de la primera lectura, del primer Libro de Reyes.  Muere David y su hijo Salomón sube al trono. Él sabe que tiene unos zapatos grandes que calzar, puesto que David es el Rey por excelencia del Antiguo Testamento: el que unifica a las Doce Tribus, el que venció a Goliat, el eterno enamorado de Dios.  Dios le da a Salomón la oportunidad de pedirle lo que quisiera y el nuevo rey, teniendo la oportunidad de pedir algo de manera egoísta, pide lo que redunde mejor para el pueblo de Israel: sabiduría para gobernarlo en los caminos del Señor.

¿Qué le pedimos a Dios en nuestras oraciones?  ¿Pegarnos en la lotería, que la muchacha que me gusta se enamore de mí, ser rico y famoso?  Todos los días le pedimos a Dios pero, ¿cuántas veces le pedimos a Dios que se haga su voluntad en nuestras vidas, que la decisión que vayamos a tomar sea la mejor para mí y mis seres queridos, que se acaben las injusticias en el mundo, etc.?   Se nos dice en la 1ra Lectura, que a Dios le gustó la petición que le hizo Salomón y por eso le dio mucho más de lo que Salomón pidió.  ¿Estará Dios contento por las cosas que le pedimos?  Es verdad que Jesucristo nos dice “pide que hay”, pero hay que tener sabiduría para pedirle a Dios.

Jesucristo, a través de las parábolas que nos presenta, claramente nos dice que el que en verdad cree y ama a Dios, sabe sacrificarlo todo por el Reino, y se esmera por lograrlo.  Una muy buena petición que le podemos pedir a Dios es, “Muéstrame el camino que he de seguir, para poder llegar hasta ti”.  O bien, “Dame las fuerzas para poder cumplir con tu voluntad, o realizar la tarea que me has encomendado”.  Nunca se me escapa que Jesucristo, en el momento en que se vio que se enfrentaba a su Pasión, fue al Huerto del Getsemaní, a pedirle a su Padre la fuerza para enfrentar todo el dolor que se le venía encima.  Una vez más pregunto: “¿Qué le pides a Dios?  Aprende de Jesucristo.

Padre Rafael “Felo” Méndez

Para El Visitante

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