“Como el Padre me amó, así les he amado Yo; permanezcan en mi amor” (Jn 15, 9). Este fue el lema elegido por P. Javier Orengo Quiñones, SDB, para guiar su vocación como sacerdote salesiano. La ordenación presbiteral se llevó a cabo la mañana del sábado, 24 de agosto en la parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa en Aguadilla. La misa fue presidida por Monseñor Álvaro Corrada del Río, SJ, Obispo de Mayagüez.

La estima hacia el ordenando se hizo evidente ante la concurrida asistencia del pueblo de Dios que dijo presente durante la ceremonia a la que asistieron familiares, amistades, sacerdotes, diáconos, religiosas y miembros de la comunidad salesiana.

Luego de ser leídas las lecturas, el candidato al Orden Sagrado fue presentado ante el Obispo para su elección.

“¿Javier, tú eres siervo, o eres amigo? Y ustedes todos, el Evangelio nos reta. […] Ser siervo en Puerto Rico no es difícil, es fácil someterse como un individuo a consumir y vivir bajo las influencias materialistas del mundo, y así hacer carrera y tener dinero y gastarlo mucho más. Ser un siervo del sistema. Y este es el reto, un sacerdote tiene que ser amigo, no siervo”, manifestó.

Recalcó diciendo: “Javier, todos estamos aquí muy contentos y muy alegres porque Dios te ha escogido. Y escuchamos al profeta Isaías, desde el vientre de tu madre, están tu mamá y tu papá.

Desde las raíces de tu niñez, está tu hermano, están tus familiares, todos te amaron y te vieron como amigo, no como siervo. Y todos los jóvenes y toda la comunidad donde tú has estado y estás, que te ven como a ese amigo. El amigo que Cristo llama. Que desde el vientre de su madre respondió para amigo, no para siervo”.

Concluida la homilía, a preguntas de Monseñor el candidato afirmó su deseo de ingresar al ministerio sacerdotal. De inmediato se postró de rodillas delante del Obispo e hizo las promesas sacerdotales. En ellas se comprometió a servir a Dios, a la Iglesia, y a obedecer al Prelado y sus sucesores. Luego, se postró de cuerpo entero en el suelo frente al altar, mientras la asamblea cantó las letanías de los santos.

Más adelante, recibió la imposición de manos y la oración consecratoria. Acto seguido, fue revestido con los ornamentos sacerdotales por sus hermanos salesianos en el sacerdocio P. Hiram Santiago y P. Carlos Cabán. Tras la unción de manos P. Javier fue asistido por sus padres para limpiarlas.

Después, recibió la patena, el cáliz y el abrazo de paz. Uno de los momentos más emotivos fue cuando el neo sacerdote abrazó a sus padres y hermano.

Al finalizar la Eucaristía, dos de los hermanos salesianos compartieron sus mensajes ante la asamblea. Entre sus expresiones agradecieron al Señor por la ordenación de P. Javier. Luego el neo presbítero extendió su mensaje en gratitud a sus seres queridos, amigos, formadores y todos aquellos que influyeron en él y estuvieron en su caminar. “Por último, les pido que juntos oremos a Nuestra Madre María Auxiliadora por tres intenciones. Uno, en acción de gracias por todos los que han contribuido a mi formación. Dos, por la perseverancia de todos los sacerdotes. Y tercero, para que los que se sienten llamados hoy a la vocación religiosa o sacerdotal respondan con valentía y a la llamada de Dios”, dijo para terminar con la oración del Ave María.

La santa Misa culminó con la bendición del neo profeso al Obispo.

En un aparte con El Visitante, Jaime Orengo y María A. Quiñones, expresaron que, además de agradecer a Dios por su obra y de exhortar a los llamados a responder al Señor, estaban sin palabras para describir la emoción. “Realmente, esto ha sido una gran bendición que Papá Dios ha hecho en nuestra familia. Nos sentimos sumamente orgullosos y emocionados por el logro de nuestro hijo que es un paso en el camino de lo que realmente es su nueva responsabilidad”, comentó su papá. ■

Nilmarie Goyco Suárez
Twitter: @NilmarieGoycoEV
n.goyco@elvisitantepr.com

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