Analizábamos antes ocho cualidades que debe tener en cuenta la pareja para que su relación crezca y mejore. Ya habíamos comentado cuatro de ellas. La número cinco es:

5. Sentirse seguros y confiados del otro/a

Se trata de las espinosas palabras infidelidad y confianza. La primera es la peor experiencia por la que podría pasar una pareja. De hecho, el pecado no es lo sexual ilegítimo que esté envuelto, sino el hecho de que la palabra dada no se ha cumplido. La deslealtad en algunos sistemas se paga con la muerte. Y su peor producto es la desconfianza. ¿Cómo poder vivir y compartir vida con una persona si tú estás pensando que ella, a la primera, te quitará la vida? Y la vida no es solo la perdida en violencia doméstica, sino la inseguridad alargada dolorosamente con que miras a la pareja. Por eso confianza es la palabra sagrada. Puede convivir con quien tristemente es gatillero de un punto, pero esa esposa se siente confiada de que a ella jamás él le faltará. Es la confianza suprema. Cuando no hay esto, surgen los celos que tanto dolor causan en la relación. Y la pregunta es: ¿te vueles siempre de forma natural a tu compañero/a en busca de apoyo, cuando te sientes inseguro/a de ti con miedo por algo? ¿Tu compañero/a está siempre preparado para darte ese apoyo? ¿Te comen los celos?

6. Confiar en que el otro/a cumpla los acuerdos y compromisos

Vuelve la palabra confianza, pero ahora con respecto a los acuerdos de la pareja. De hecho, el matrimonio es, en la práctica, un acuerdo de mutua satisfacción entre estas dos personas. Deben estar claros cuáles son esos acuerdos con respecto a cada una de las áreas de la convivencia. Pero más importante aún que esté claro para cada uno el compromiso de la otra parte, y también el tuyo, para cumplir con el acuerdo. Y añado: si en la práctica se hace imposible el cumplir, viene la capacidad de sentarme a analizar por qué no cumplo, y ver si debamos revisar un acuerdo concreto. Es como las leyes, que se supone que se dictan para lograr el bien común. Pero puede llegar un momento en que ese bien no se consigue y hay que enmendar la ley. Por eso te pregunto: Cuando han pactado un acuerdo en algo, ¿te sientes completamente confiado/a en que el otro/a cumplirá? ¿Piensan ambos así?

7.  Protegerse mutuamente ante las amenazas y juicios externos

La palabra que mejor define el matrimonio es alianza. No es palabra jurídica, como contrato. Es palabra que evoca lo emocional, lo afectivo. Es la unión de dos para cumplir objetivos mutuos. La imagen sería de dos pueblos que unen sus ejércitos contra un enemigo común, como fue en la segunda guerra contra Hitler. Si pensamos así es infame la frase “el matrimonio es la única guerra en que duermes con el enemigo”. Concebir a la pareja como ‘enemigo’ es sumamente desgraciado. El matrimonio triunfante es el que vive, de muchas maneras, esa alianza amorosa contra todo lo que pueda contaminar o amenazar esa alianza. Por eso pregúntate: Cuando alguien de afuera les critica o ataca, ¿puedes estar siempre seguro/a de que tu compañero te apoyará y ayudará a bregar con la situación?

8.  Realizar juntos actividades agradables y provechosas

Una pregunta que solemos plantear a las parejas es ¿cuándo fue la última vez que estuvieron solos y juntos? La pareja puede caer pronto en convertir su relación en responsabilidad: traer dinero, cuidar niños… Se pierde el juego amoroso en que consistió el noviazgo. La pareja que mejora saca esos momentos, aunque no sean muchos, para sentirse como cuando se guillaban para salir y compartir solos. No será ahora como cuando novios. Pero algo de ese espíritu hay que buscar y renovar. Estoy seguro de que, si aplicas estas cualidades, tu relación mejorará.

P. Jorge Ambert, S.J. | Para El Visitante

(Último de tres artículos)

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